La reciente entrevista del presidente Gustavo Petro con el personaje satírico Juanpis González, interpretado por el comediante Alejandro Riaño, ha generado un amplio debate en Colombia. Durante más de una hora, el mandatario abordó temas polémicos relacionados con su gobierno y vida personal, en un formato que combinó humor y crítica política.
Uno de los momentos más comentados fue cuando Juanpis aludió a las acusaciones del excanciller Álvaro Leyva sobre un supuesto consumo de sustancias por parte de Petro durante un viaje a París. El presidente respondió con ironía, negando las afirmaciones y calificándolas como especulaciones mediáticas. Afirmó: «Yo no soy adicto, soy revolucionario», destacando su compromiso con la libertad y rechazando las etiquetas impuestas por sus detractores.
La entrevista también abordó la presencia de figuras controvertidas en su administración, como Armando Benedetti y Hollman Morris. Al ser interrogado sobre las acusaciones de violencia de género que pesan sobre ellos, Petro defendió su permanencia en el gobierno, argumentando que mientras no existan condenas judiciales, los derechos políticos de los ciudadanos deben ser respetados.
Juanpis no evitó tocar aspectos de la vida personal del presidente, incluyendo su relación con la canciller Laura Sarabia y un video difundido en redes sociales donde se le ve acompañado de una persona en Panamá. Petro se mostró firme en proteger su privacidad, afirmando: «De mi vida íntima no vas a saber ni jota», y condenó los ataques transfóbicos que surgieron tras la difusión del mencionado video.
Al ser cuestionado sobre la ejecución de su gobierno y la implementación de la paz, Petro reconoció los desafíos, pero destacó logros como la reducción de la tasa de homicidios. Sin embargo, su afirmación de que «el poder no lo tengo yo» generó diversas interpretaciones, contrastando con la imagen institucional del jefe de Estado como figura central en la toma de decisiones del país.
La entrevista ha sido objeto de múltiples reacciones en redes sociales y medios de comunicación. Mientras algunos valoran la disposición del presidente para participar en un formato poco convencional, otros critican su actitud evasiva y la falta de respuestas concretas a temas sensibles. Analistas señalan que, lejos de humanizar su imagen, la entrevista expuso contradicciones y tensiones en su liderazgo.
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