En un hecho sin precedentes en la historia democrática de Corea del Sur, las autoridades arrestaron al presidente destituido Yoon Suk-yeol, quien enfrenta cargos de insurrección tras intentar imponer la ley marcial en diciembre de 2024.
La detención se llevó a cabo en la residencia oficial del mandatario, donde se había refugiado desde su destitución. El operativo, que involucró a más de 3.000 agentes, superó la resistencia de sus partidarios y del Servicio de Seguridad Presidencial.
Yoon Suk-yeol, quien asumió la presidencia en 2022, intentó declarar la ley marcial el 3 de diciembre de 2024, sumiendo al país en una crisis institucional. Tras su destitución, ignoró repetidas citaciones de la Oficina de Investigación de la Corrupción de Altos Funcionarios (OICAF), lo que llevó a la emisión de una orden de arresto en su contra.
La detención de Yoon marca la primera vez que un líder surcoreano en ejercicio es arrestado, reflejando la gravedad de las acusaciones y la determinación de las instituciones surcoreanas por mantener el estado de derecho. El Tribunal Constitucional aún debe decidir sobre la validez de su cese definitivo, mientras el país enfrenta desafíos como las tensiones con Corea del Norte y la transición política interna.
