En una emotiva ceremonia que congregó a fieles, voluntarios y miembros de los Hogares San José, la Arquidiócesis de Medellín rindió homenaje hoy a Monseñor Armando Santamaría, reconocido como el “Apóstol de la Niñez” en la ciudad. La eucaristía, celebrada en la majestuosa Catedral Metropolitana, fue presidida por Mons. Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín, y se destacó por ser una despedida a un hombre que dedicó su vida a transformar el amor en acciones concretas para los más vulnerables, en especial para los niños.

Durante su homilía, Mons. Tobón Restrepo recordó con profunda emoción el legado de Monseñor Santamaría, enfatizando la belleza de una vida vivida para el Señor. “Qué linda es una vida que se vive por el Señor, qué linda es una muerte en la que se muere en el Señor”, proclamó el arzobispo, resaltando cómo el monseñor encarnó los valores del Evangelio a través de su incansable labor pastoral. Sus palabras invitaron a la comunidad a seguir su ejemplo de entrega y servicio, reafirmando el compromiso de la Iglesia con los niños y los más necesitados.
Testimonios de cercanía y gratitud llenaron la ceremonia. Manuela Londoño, quien fue bautizada por Monseñor Santamaría, compartió anécdotas sobre su calidez y humanidad, recordando cómo él abrazaba a las niñas con el cariño de un padre. Por su parte, Sofía Harman, voluntaria de los Hogares San José, destacó los 13 años de colaboración en la obra del monseñor, señalando que su bondad y capacidad de inspirar esperanza se reflejaban en cada sonrisa y en cada acto de servicio hacia la infancia.
Los asistentes también rememoraron el impacto de su ministerio en las comunidades más vulnerables. Voces de sacerdotes, voluntarios y familiares coincidieron en que Monseñor Santamaría supo transformar el dolor en esperanza, brindando no solo alimento, techo y abrigo, sino sobre todo, un hogar lleno de amor para los niños. Su legado sigue vivo en cada uno de los Hogares San José y en la memoria de quienes fueron tocados por su incansable labor, reafirmando la importancia de continuar su misión de servicio y cuidado.
La emotiva despedida de este gran servidor de Dios marcó un momento trascendental en la historia de la Arquidiócesis de Medellín. Con su partida se cierra un capítulo de entrega y amor, pero su legado como apóstol de la niñez continúa inspirando a la comunidad a vivir el Evangelio día a día, atendiendo a los más vulnerables con el mismo fervor y compromiso que caracterizó su vida.
Link de la Eucaristía transmitida por Televid para la Arquidiócesis de Medellín:



