El Ejército Nacional entregó seis toneladas de ayuda humanitaria a las familias afectadas por el deslizamiento en la vereda Granizal, en Bello (Antioquia), una emergencia que al 30 de junio de 2025 ha dejado 25 personas fallecidas y varios desaparecidos. La tragedia, originada por la persistente temporada de lluvias que afecta la región desde abril, ha generado una movilización rápida y conjunta de las fuerzas militares, autoridades locales, organismos de socorro y la comunidad.
Desde el pasado 24 de junio, más de 450 personas —entre equipos técnicos, bomberos, Defensa Civil, Ejército y unidades de gestión del riesgo— han permanecido en el terreno, realizando labores de búsqueda, rescate y remoción de escombros en condiciones adversas. Al menos 25 muertos y una cifra no oficial de desaparecidos mantienen la incertidumbre en la zona, mientras equipos de emergencia permanecen activos “mientras quede al menos una persona por rescatar”.
Este domingo, el Ejército, a través del Batallón de Acción Integral, distribuyó seis toneladas de insumos básicos —alimentos, kits de aseo y suministros médicos— beneficiando a más de 350 personas, según fuentes de Caracol Radio. El mayor Omar Felipe Barragán Pedraza destacó el rol humanitario de la institución en este tipo de emergencias. Además, se ofrecieron servicios de atención médica, odontológica, fisioterapia y apoyo psicosocial para al menos 150 personas.
El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (DAGRAN) reportó que la asistencia ha sido continua durante los últimos seis días, con acompañamiento psicosocial y humanitario constante. Carlos Andrés Ríos, director de DAGRAN, reconoció el apoyo de la Gobernación, municipios de Bello y Medellín, y organizaciones sociales, todas claves desde el inicio de la emergencia.
Granizal, asentamiento informal asentado en zonas vulnerables del Valle de Aburrá, ha sido escenario de desprotección estatal durante décadas, con viviendas precarias, carencias de servicios públicos y presencia de actores armados ilegales. Este contexto agrava el impacto de desastres como el actual, y pone en evidencia la urgencia de acciones estructurales para proteger a sus habitantes.
La tragedia ha sido una llamada de atención sobre la necesidad de reforzar medidas de prevención y mitigación en áreas críticas. La temporalidad de lluvias, que comenzó en abril y continuará al menos hasta junio, deja un saldo de afectación en toda Antioquia; la avalancha en Bello es el episodio más severo.
Mientras las labores de rescate continúan, la movilización solidaria ha sido notable: Ejército, entidades públicas, organizaciones privadas y vecinos han unido esfuerzos para atender la crisis. Este impulso conjunto sostiene la esperanza de encontrar sobrevivientes y aporta consuelo a las familias en luto.