La capital de Norte de Santander y su área metropolitana fueron escenario de una nueva ola de violencia atribuida al Ejército de Liberación Nacional (ELN). En la noche del 19 de febrero, se registraron al menos seis explosiones, ataques a la Policía y la destrucción del peaje que comunica Villa del Rosario con Cúcuta.
Las autoridades han confirmado que la guerrilla ingresó con un amplio arsenal, ejecutando atentados simultáneos en diferentes puntos de la ciudad. Según el secretario de Gobierno departamental, George Quintero, seis personas resultaron heridas, entre ellas tres funcionarios del Instituto Nacional de Vías (Invías) y dos vigilantes.
Uno de los hechos más impactantes ocurrió en el peaje que conecta con el puente internacional Simón Bolívar. Una fuerte detonación, presuntamente provocada por un carro bomba, redujo la infraestructura a escombros y dejó cinco heridos.
Videos grabados por testigos muestran la magnitud de la explosión. En una de las grabaciones, un ciudadano relata con voz temblorosa:
«Esto, mis papachos, lo acaban de explotar. Esto está caliente, está feo», evidenciando el pánico que se vivió en la zona.
La violencia no se limitó al peaje. En diferentes sectores de Cúcuta y Villa del Rosario se registraron explosiones y enfrentamientos armados.
- Un artefacto explosivo destruyó el CAI de Villa Antigua en La Parada, dejando a la Policía sin un punto de control en la zona.
- En el barrio La Libertad y el barrio Aeropuerto, nuevas detonaciones generaron caos y pánico entre los ciudadanos.
- En el Comando de Atención Inmediata (CAI) del Templo Histórico, uniformados fueron hostigados con ráfagas de fusil, dificultando la llegada de refuerzos.
En respuesta a estos atentados, el secretario de Seguridad de Norte de Santander anunció una recompensa de 100 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los responsables.
Las autoridades han intensificado la presencia militar en la frontera con Venezuela, un territorio donde operan múltiples grupos armados. La crisis de seguridad en esta región sigue en aumento, afectando gravemente a sus habitantes y generando temor en la población.
Históricamente, Norte de Santander ha sido una de las zonas más golpeadas por la violencia en Colombia. Su ubicación estratégica en la frontera con Venezuela la ha convertido en un epicentro del narcotráfico y el contrabando, factores que alimentan la inestabilidad y el conflicto armado.
La comunidad pide acciones contundentes para frenar la escalada de violencia y garantizar la seguridad en la región. Entretanto, Cúcuta y su área metropolitana siguen sumidas en el miedo tras una noche de horror que marcó a sus habitantes.