Un fuerte enfrentamiento entre los presidentes Gustavo Petro y Emmanuel Macron, en la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en Sevilla, ha puesto bajo lupa las crecientes tensiones entre Norte y Sur en torno a la migración, la desigualdad y el cambio climático. Petro criticó duramente a Europa y Estados Unidos, acusándolos de instrumentalizar la crisis migratoria con fines electorales y de relegar el cambio climático para complacer a sectores ultraconservadores. Señaló que la ayuda al sur global ha sido más simbólica que sustancial y cuestionó la distribución desigual de vacunas durante la pandemia, destacando que en regiones más pobres la llegada fue tardía mientras en Norte y Europa fue priorizada.
Frente a estas afirmaciones, Macron respondió con firmeza: “Nunca le doy lecciones a alguien del sur y es un poco extraño recibir lecciones de alguien del sur… Yo exijo el mismo tipo de respeto”, reclamó el mandatario francés, quien advirtió que la vida política europea no puede simplificarse a una única narrativa y defendió que hay actores destacados comprometidos con la democracia y el combate a la extrema derecha. Macron recordó además que Petro fue el primero en plantear la migración en la cumbre, y enfatizó que en Europa existen líderes que enfrentan activamente el extremismo sin obsesionarse con la migración.
El intercambio público se dio en medio de un foro centrado en la financiación internacional del desarrollo, donde Petro presentó propuestas como el canje de deuda por inversión climática y cuestionó la prioridad del norte en la respuesta a las vacunas y la crisis ambiental. El presidente francés, por su parte, abogó por un debate basado en datos y ciencia, y advirtió contra visiones simplistas que dividen el mundo entre “rico” y “pobre”.
Este cruce pone sobre la mesa la compleja relación entre actores globales, donde las acusaciones de unilateralismo y paternalismo chocan con la defensa de valores y modelos institucionales. La intervención de Macron fue recibida con aplausos y ha generado reflexiones sobre la forma en que el Norte y el Sur abordan los desafíos comunes, desde los flujos migratorios hasta el destino del planeta.
El debate también destaca la complejidad de los foros internacionales, donde convergen posturas de justicia socioambiental y defensa de intereses geopolíticos, y cómo estas tensiones se manifiestan incluso entre aliados. La exigencia de respeto lanzada por Macron se mantiene como el momento más simbólico del choque, invitando a reflexionar sobre el lenguaje con el que se discuten estos temas globales.