El presidente de Colombia, Gustavo Petro, respondió esta semana a críticas por gastos realizados durante una visita a Lisboa al afirmar que ha aprendido “a no comprar el sexo cuando aún soy capaz de la seducción” y que nunca se acuesta “con mujer de la que no nazca nada en mi corazón”.
La declaración se dio en reacción a publicaciones que revelaron pagos del mandatario durante su viaje a Portugal, incluidos 40 euros por una visita a un club de striptease y otros gastos en tiendas de lujo como Gucci, Prada o Zara.
La entidad de control destacó que esos gastos forman parte de los cuestionamientos relacionados con rendición de cuentas y uso de recursos públicos durante viajes oficiales del presidente.
El mandatario colombiano precisó que esos pagos serán aclarados en su debido momento y que, por ahora, “me interesa que todos los que examinen mis cuentas puedan ver el tipo de arbitrariedad cometida contra Colombia”.
Petro vinculó su afirmación sobre seducción, erotismo y cultura a una reflexión más amplia sobre la sexualidad, al apuntar que “siempre hay que combinar la sexualidad con la cultura, eso se llama erotismo”.
El episodio se presenta en medio de un mayor nivel de escrutinio público sobre los viajes y los gastos presidenciales, así como sobre la transparencia en el uso de fondos asignados a movilidad internacional del Ejecutivo.
La defensa del presidente abre nuevas consideraciones sobre los límites entre la esfera privada y la representación pública de un jefe de Estado, y sobre cómo esas expresiones pueden impactar en la percepción ciudadana de la institucionalidad.
De cara al futuro inmediato, se espera que las autoridades correspondientes revisen los documentos y soportes de los pagos realizados durante el viaje y determinen si hubo uso indebido de recursos estatales o incumplimiento de normas de conducta pública.
