Vistazo a los hechos: ¿Tenemos presidente?

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Por: Gabriel Zapata Correa 

Una decisión del Consejo de Estado, de ordenarle al presidente Petro no transmitir más sus consejos de ministros a través de los canales privados de televisión, despertó la ira del mandatario quien solo podrá hacerlo por los públicos, RTVC y Señal Colombia.

“Creo que los magistrados se equivocan. No me consideran como tal, no me consideran presidente, simplemente porque pertenezco a la corriente mundial del progresismo humano, o porque mi poder solo proviene del voto popular y no de los clubes del dinero”. Esta fue una de las frases que soltó el mandatario, cuando conoció la información oficial del alto tribunal.

Olfatea bien Petro, al afirmar que “no me consideran presidente”. Nosotros nos preguntamos con la dura realidad que está viviendo el país, descuadernado en todos sus rincones: ¿Es que tenemos presidente?

¿Hay presidente, cuando no ha sido capaz de hacer presencia efectiva en El Catatumbo, en el Cauca, en el Caquetá, en Arauca donde las bandas de traquetos criminales tienen sometida a la población civil? ¿Hay presidente cuando estas bandas continúan reclutando menores de edad, y el secuestro en todos los rincones de Colombia, según los registros de Fedegán ha regresado a las peores épocas de los años 90?

La ausencia del presidente se nota en todos los renglones de la vida nacional. Basta mirar los números de la ejecución presupuestal, según Planeación Nacional. Hay ministerios que no llegan al 11%, y algunos tan solo se acercan al 25%. No hay gerencia presidencial. Hay discurso populista para atacar a la oposición, y decirles estafadores a empresas y empresarios que no se acogen a sus propuestas dictatoriales, como lo hizo en forma irresponsable en el último consejo de ministros con las entidades del sector energético.

Y no hay presidente para decir la verdad. Pero sí para decir mentiras, como aquella que le acolitó a su flamante ministro de Mimas, Edwin Palma, quien sostuvo que EPM no le quiso vender energía a Air-e. Sin embargo, EPM demostró que sí le está vendiendo energía a esta empresa, aunque no paga. Y hay presidente para decir mentiras sobre Hidroituango, como que los riesgos de las poblaciones abajo aún persisten. Pero como el odio contra Antioquia, EPM y Medellín lo obnubilan, Petro ignora que una comisión de su gobierno visitó la empresa hidroeléctrica y comprobó sobre el terreno que EPM no solo tiene cubiertos todos los riesgos de las poblaciones de su influencia, sino que contribuye con sus planes de desarrollo, y también en materia de salud, educación y obras de infraestructura. Pero claro, como no hay presidente, nunca dice cuándo va a pagar los subsidios a las tarifas de energía ni las demás deudas con el sector energético.

Es muy lamentable que los colombianos no sintamos que tenemos presidente. Ni los jóvenes, que fueron la base de su campaña y sobre quienes recayeron la lluvia de promesas para que votaran por él, se salvan de sus incumplimientos. Más de 300 mil quedaron colgados de la brocha con los créditos del ICETEX. Y como si fuera poco, en las mismas están los niños y menores de edad con el ICBF, pues la reducción del presupuesto es cercana al 70%. Y en el mismo sentido podríamos referirnos al PAE, pues los departamentos están en serios problemas para atender la alimentación escolar.

¿Hay presidente? Tendríamos que mirar los informes de Human Right Watch sobre la presencia de las bandas criminales de traquetos que tienen el control en más de 280 municipios del país; el desplazamiento de más de 56 mil ciudadanos en El Catatumbo y la lucha por el control territorial del ELN en varias zonas del país.

¿Hay presidente? No podríamos ignorar el permanente desconocimiento que el mandatario hace de las altas cortes, en fallos sustanciales. Como el reciente de la Corte Constitucional que obliga al gobierno a reliquidar la UPC como debe, y cuyo cálculo del gobierno tiene a las EPS al borde de la quiebra. Pero el MinSalud ni mu. Ignora el fallo. Porque quieren que se quiebren.

¿Hay presidente? Y cómo no unir nuestra voz de protesta por centenares y miles de ciudadanos que se están muriendo, suplicando por los medicamentos que urgen para salvar sus vidas. Ni el presidente ni su ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, salen a solucionar el problema, que cada día es más grave.

El predicador de la vida, el predicador de la defensa de los derechos básicos de los colombianos, el predicador de la equidad, el predicador del cambio ha resultado un verdadero fiasco. Cómo será, que hasta el mismo sale a reconocer: “No me consideran presidente”.

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