UN PAR DE BERRACAS – Crónicas de Gardeazábal

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Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

El grotesco episodio dado el lunes pasado por el gabinete presidencial, además de inusitado, sirve para convencer a unos y otros de que el gobierno de Petro no solo es flojo y desarticulado, sino que se retuerce en el veneno de la incapacidad del presidente para ordenarlo y administrarlo.

Ingeniarse un espectáculo televisivo para recuperar imagen podría haber sido una idea genial del marketing político, pero al olvidarse de que el gabinete había quedado fracturado con los nombramientos, por lo menos polémicos, de Laura y Benedetti, resultó ser una soberana estupidez. Como tal, se prestó para que más de uno de los abogados seguidores de estas crónicas me recordara la vigencia de la Ley 63 de 1923, que salvaguarda el accionar del gabinete ministerial y que implícitamente asegura que sus sesiones estén cubiertas por la reserva.

Y también para darnos cuenta de que tanto doña Susana, la ministra de Medio Ambiente, como doña Francia, la vicepresidenta y ministra de Igualdad, son un par de berracas. Haber tenido la entereza de decirle al presidente Petro, delante de los ojos de 50 millones de colombianos televidentes, que los nombramientos de Laura y Benedetti son una vergüenza para cada una de ellas dos y que no se sentirán sino pisoteadas si insiste en sentarlas en esa mesa de la Casa de Nariño, coloca a ambas muy por encima de sus colegas ministros y muy, pero muy arriba de la flojera presidencial.

Oír la entereza con que juzgan la equivocación de Petro al hacer esos nombramientos y, además, la verticalidad con que afirman que no renunciarán, es decirle a Petro que, si es tan berraco como ellas, que las eche. A la señora Mohamad puede expulsarla del gabinete, pero a la vicepresidenta solo puede destituirla como ministra, mas no como su reemplazo en la eventualidad de que esta crisis lo lleve a hacer lo único que puede sacarlo del atolladero: renunciar a la primera magistratura.

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