Por: Guillermo Mejía Mejía
Ante el hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado, el Presidente propone una consulta popular para tratar de sacar adelante, por ese camino, una de sus banderas de la reforma social.
Lo primero que hay que aclarar es que no se encuentra norma constitucional o legal que prohíba utilizar ese proceso de participación ciudadana para lograr una modificación de las reglas laborales del país, como lo he escuchado de algunos opinadores. La única prohibición que se encuentra, está en el artículo 50 de la ley 134/94 que impide la modificación de la Constitución Política por esta senda.
Pero esta vía no es fácil, porque la ley que regula los mecanismos de participación ciudadana está diseñada para que cualquiera de ellos fracase. Es una ley torpe, enredada y mal diseñada, plagada de requisitos en su gran mayoría difíciles de cumplir, especialmente los umbrales de participación y aprobación.
En el caso de la consulta, la ruta que se debe seguir es tortuosa, una carrera de obstáculos, pues el primer escollo con el que se va a encontrar Petro es la exigencia del artículo 104 constitucional que exige un concepto previo FAVORABLE del Senado. Hoy este organismo está integrado así:
16 senadores del Pacto Histórico, 16 del Partido Conservador, 14 del Partido Liberal pues se perdió la curul de Mario Castaño, 14 del Centro Democrático, 11 de cambio radical, 10 del Partido de la U, 4 del Mira, 1 de Mais , 1 de Aico y 5 de las antiguas Farc.
El precepto superior no exige una mayoría especial del Senado para darle el visto bueno a la propuesta gubernamental de la convocatoria de la consulta como si lo hace cuando se trata de reformas de la carta, reglamentos del Congreso, presupuesto, plan de desarrollo, amnistías, indultos o viajes al exterior de los congresistas con dineros oficiales, entre otros, por lo que se entiende que en este caso solo se requeriría de una mayoría simple pues así lo dice, también, el artículo 32 de la ley 1757/15.
A partir de la presentación de la solicitud del primer mandatario con la firma de todos sus ministros, el Senado tiene un mes para debatir y aprobarla o improbarla. Si el artículo exige que el concepto previo de la corporación sea favorable, un concepto negativo indiscutiblemente la frenaría.
Si la iniciativa rueda con suerte en el Senado, la consulta se debe realizar dentro de los tres meses siguientes a la fecha del concepto previo. La ley no exige visto bueno de la Corte Constitucional, como creen algunos, como sí lo hace para otras figuras de participación ciudadana.
Y aquí viene el otro obstáculo que se va a presentar pues para la campaña, se puede desarrollar proselitismo a favor, en contra y por la abstención. No se podrá esperar que los partidos de oposición se queden callados y con más furia y vehemencia arreciarán contra el gobierno, inclusive utilizando los medios de comunicación social del Estado.
Y viene una muy cuesta arriba: ¿cuánto vale la consulta? En tratándose de una votación nacional, la Registraduría Nacional ha trabajado con un número de mesas aproximada a las 102.000 que implica una movilización de cerca de 408.000 mil jurados. Expertos han calculado que este ejercicio electoral puede estar cerca de los 300 mil millones.
Si se logra sortear la dificultad económica, el presidente se enfrenta a otro obstáculo aún más serio y es movilizar la tercera parte del censo electoral, hoy 13 millones y medio, en un país abstencionista. La oposición seguramente propondrá la abstención y la consulta correrá la misma suerte del referendo uribista del 2.003, el plebiscito de Juan Manuel Santos por la paz de 2.016, 13.066.025 de votos, y el propuesto por Claudia López en el 2.018 para endurecer las leyes anticorrupción que tuvo aliento para mover 11.6 millones de personas y tampoco le alcanzó. Hasta el 21 de junio de 2.026, fecha de la segunda vuelta presidencial, el país debe participar en cinco elecciones nacionales: Congreso, Presidencia de la República, dos vueltas, consulta de Petro y referendo del gobernador de Antioquia. Nos vamos a enloquecer con cinco campañas al mismo tiempo. |