La tensión entre Colombia y Estados Unidos ha escalado tras los recientes enfrentamientos verbales entre el presidente Gustavo Petro y su homólogo estadounidense, Donald Trump. Lejos de ser un simple impasse diplomático, analistas y opositores consideran que la postura desafiante de Petro responde a una estrategia política con miras a las elecciones presidenciales de 2026 en Colombia.
El mandatario colombiano negó la llegada de aviones con migrantes deportados desde Estados Unidos, lo que desató una airada reacción de Trump. Pese a los intentos del Gobierno colombiano por restarle importancia al incidente, la controversia continúa y amenaza con impactar las relaciones bilaterales.
Mientras Petro elude los canales diplomáticos tradicionales y cede el manejo del tema a la jefa de despacho, Laura Sarabia, la oposición advierte que esta confrontación busca fortalecer su imagen de líder firme ante la comunidad internacional y el electorado colombiano.
El debate sobre la posición del presidente Petro se ha polarizado. Algunos sectores afirman que su postura responde a la defensa de la soberanía nacional y la dignidad de los migrantes colombianos. Otros, en cambio, la ven como un acto de irresponsabilidad con graves consecuencias económicas y diplomáticas.
Críticos como el exministro Alejandro Gaviria han acusado a Petro de poner en riesgo la economía colombiana por «una disputa personal». En la misma línea, el exministro de Hacienda José Manuel Restrepo advirtió sobre los posibles efectos negativos en el comercio binacional, valorado en 40.000 millones de dólares anuales.
Algunas figuras políticas y analistas han comparado la estrategia de Petro con la utilizada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez contra George W. Bush. La periodista y excandidata presidencial Vicky Dávila señaló que Petro podría estar buscando una reacción de Trump para justificar posibles irregularidades en las elecciones de 2026, siguiendo el modelo venezolano de confrontación con Washington.
Por su parte, la senadora uribista Paola Holguín sostiene que Petro está ejecutando una estrategia calculada para aislar a Colombia de sus aliados tradicionales y alinearla con gobiernos como los de Venezuela, Rusia y China.
Más allá de las especulaciones sobre sus motivaciones políticas, la confrontación entre Petro y Trump ya está teniendo repercusiones. Expertos advierten que una escalada de tensiones podría afectar la inversión extranjera en Colombia y las relaciones comerciales con Estados Unidos, su principal socio económico.
En este escenario, la pregunta sigue abierta: ¿es esta disputa una defensa genuina de la soberanía colombiana o una jugada estratégica de Petro con miras a las elecciones de 2026? Mientras la incertidumbre crece, lo cierto es que la relación entre Colombia y Estados Unidos se encuentra en su punto más frágil en años.