Por: Federico Senior
Dijo Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”, es tan débil que está diseñada para que el que, así lo quiera, usando sus fundamentos, premisas y ventajas, llegue al poder y la destruya.
La deplorable dictadura en Venezuela, llegó al poder gracias a la democracia y se ha perpetuado en él, gracias a ella, solo que con el transcurrir de los años, a base de artilugios, ha monopolizado todos los poderes, así que hoy en día, ellos administran, legislan y juzgan, para sí mismos, para la camarilla, que no es más que una banda de criminales cuya tarea es enriquecer a sus miembros, esquilmando a la población, todo en aras de sustentar la lucha contra la democracia, que ellos insisten en denominar “oligarquía”.
El actual gobierno de Colombia, muestra de muy seria manera, sus verdaderas intenciones, repito solo un poco porque ya todo lo sabemos, acaba con la empresa petrolera, con la salud, con las pensiones, con las empresas y los empresarios, con las relaciones internacionales, todo atendiendo a la decisión de perpetuarse en el poder, instaurando una dictadura “democrática” esgrimiendo el incongruente argumento de la lucha de clases en pos de las reivindicaciones que el nuevo poder asegura ofrecerá al oprimido pueblo.
Nada más falso, nunca ha sido así, los hechos indican todo lo contrario, sin necesidad de relato, recordemos a Cuba, Nicaragua, y la ya por fortuna en vías de ser restaurada, Argentina.
La situación colombiana hoy, no da para democracia pura, es necesario, aunque parezca (y si lo es, pues ni modo) descabellado, un régimen de transición de mano dura. Es muy probable que esto no se dé, pero sería sin duda, y muy con el ejemplo que nos está dando El Salvador, la más viable forma de detener la destrucción del país. No podemos seguir permitiendo que la guerrilla, paramilitares, bandas delincuenciales, se campeen a su antojo, por medio país, en el Congreso, ejerciendo derechos que no tienen, ejerciendo el poder que les dan o, las armas o en muchos casos un tratado de paz, que de paz nada ha tenido, o la execrable potestad que da el dinero del narcotráfico. Todo esto hay que detenerlo, no es tarde aún, tenemos un gran país repleto de gentes de bien, al que tenemos ante todo que salvar, si, porque estamos a punto de perderlo.
Esta fórmula ya la probamos, en 1957, después de la caída de Rojas Pinilla, se instauró una Junta Militar, que nos gobernó, aunque por un corto tiempo, permitiendo la transición a una democracia, que bien que mal, hasta hace un poco mas de dos años, de mucho nos había servido.
Pero hoy el peligro ha prendido todas las alarmas, la pandilla en el poder, hay que desterrarla, por completo, como se extrae un tumor maligno del cerebro, es indispensable, más que necesario, que la dirigencia se tome esto muy en serio, que el sector privado deje de negociar con el actual ejecutivo, que los gremios se taponen los oídos, ante los cantos de sirena de los gobernantes, a ellos solo debemos creerles, cuando hablan de expropiación, constituyente, cuando instigan al odio, a la lucha de clases, a ellos solo se les debe creer que son capaces del más reprochable de los cinismos, cuando en sus arengas, como las del presidente aseguran que su lucha es por el bien del pueblo.
Régimen de transición, si, para ello es menester que declinemos la exigencia de libertades personales que permita la instauración del orden, de la seguridad como un máximo bien de la sociedad, con lo cual el desarrollo se dará por simple inercia, abandonando el actual estado de incertidumbre, que amedrenta a la población, dejando atrás el imperio de la delincuencia, que amenaza, desplaza y asesina al pueblo.
¿Descabellado?, ¿necesario?, si, de manera absoluta e inaplazable, es necesario, debemos entregar el poder al estadista que tenga la capacidad de ejercer con dureza el mando, hacer imperar el orden, la ley, reprimir de total manera las fuerzas anárquicas, permitiendo que la población retome el control de su sociedad, de su libertad, de su país.
No se trata de promover la instauración de una dictadura de derecha, se trata de convocar a la sociedad civil, para que, de común acuerdo, se lleve al poder al que pueda devolvernos nuestra querida Patria.