Un nuevo movimiento en masa se registró la mañana del 27 de junio en el barrio Villatina (comuna 8, oriente de Medellín), lo que obligó a reforzar las medidas de evacuación y demolición ante el riesgo inminente detectado por el DAGRD. El hecho ocurrió en una zona donde, desde el 22 de mayo, el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres había recomendado abandonar 35 viviendas tras un deslizamiento que colapsó tres casas y dejó dos más en condición de riesgo, afectando a más de 200 personas.
Las autoridades locales, en desarrollo de un plan técnico, ordenaron esta semana la demolición preventiva de 23 edificaciones ubicadas en áreas consideradas de alto riesgo no mitigable, mientras se activa una fase de evacuación humanitaria y control territorial en Villatina. El reciente desprendimiento no dejó heridos, pero incrementó la preocupación entre los residentes que se han resistido a desalojar, lo que motivó que el DAGRD reiterara públicamente la urgencia de acatar las medidas de protección.
La intervención se fundamenta en un informe técnico que alerta sobre la continuidad del movimiento en masa con potencial de afectar vías, viviendas y el cauce de la quebrada La Gallinaza. El secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa, enfatizó que la acción busca prevenir una tragedia evitable, respaldada en evidencias técnicas y normativas que priorizan la protección de la vida.
La comunidad ha cuestionado la operación debido a la notificación con menos de 24 horas de anticipación, denunciando falta de garantías y claridad en el proceso, lo que ha generado tensión social y exigencias de acompañamiento institucional. En respuesta, la Personería Municipal anunció que supervisará el cumplimiento de las medidas prometidas, incluyendo atención psicosocial, apoyo temporal y reubicación, en el marco del Plan de Acción Específico de Recuperación (PAER).
Esta situación en Villatina se suma a otra emergencia por deslizamiento en la vereda Granizal de Bello, donde otras más de 200 personas han sido evacuadas y reciben atención humanitaria, evidenciando la extensión de la crisis por lluvias y laderas vulnerables en el Valle de Aburrá