¿Petro forzó el choque con Washington y Trump? “La jugada estratégica de hacerse la víctima”

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Por: Aldrin García – Director Totus Noticias

Estados Unidos le quitó la visa al presidente Gustavo Petro. Sí, a un jefe de Estado en ejercicio, algo casi impensable en la diplomacia moderna. ¿Y por qué? Porque decidió pararse en una calle de Nueva York a pedir a soldados estadounidenses que desobedecieran a Donald Trump. El Departamento de Estado no lo dudó: “acciones imprudentes e incendiarias”.

Esto no fue un error ni un exabrupto improvisado. Petro sabía que estaba cruzando la línea roja más delicada con Washington. Lo hizo a propósito. Porque su estrategia no es la prudencia diplomática ni la defensa de Colombia, sino la confrontación calculada: provocar, incendiar, recibir el golpe y luego presentarse como el perseguido del poderoso imperio.

De hecho, al llegar a Estados Unidos ya venía preparando el terreno. Habló de una demanda que iba a interponer en ese país y, desde sus redes, invitó a sus seguidores a “levantarse”. Es decir, anticipó la tormenta para luego gritar que lo estaban castigando. Nada más funcional a su libreto: convertir cada sanción en una medalla y cada crítica en un trofeo.

En nuestra anterior columna sobre el famoso #PetroLíderMundial señalamos cómo buscaba encabezar titulares internacionales posando de líder rebelde global. Pues bien, lo de Nueva York es la segunda fase de esa misma obra: si antes fue el “líder mundial”, ahora intenta erigirse como el “perseguido mundial”. El guion no cambia: Petro siempre como protagonista y Colombia reducida al telón de fondo.

El resultado es evidente: mientras el país se preocupa por economía, seguridad y gobernabilidad, él arma su espectáculo internacional para fortalecer a sus futuros candidatos presidenciales de 2026. Su gente necesita un relato, y Petro ya lo escribió: “si nos atacan, es porque tenemos razón”. La victimización no es un accidente, es la estrategia.

Pero las redes sociales no perdonan. Si antes lo inflaron con #PetroLíderMundial, ahora lo bajan de la nube con #PetroVergüenzaMundial. Los usuarios ironizan sobre su papelón, lo señalan de irresponsable y lo acusan de hacer del país un hazmerreír. Lo que él quiso vender como una gesta heroica terminó convertido en bochorno diplomático.

Así, la jugada de Petro es clara: ganar protagonismo, galvanizar a su público más fiel y usar cada choque como combustible político. Lo grave es que la factura no la paga él, la pagamos todos. Relaciones con Washington deterioradas, incertidumbre en comercio y cooperación, aislamiento en el escenario internacional. Todo por la necesidad de alimentar su narrativa personal de “castigado por decir la verdad”.

La pregunta es incómoda, pero inevitable: ¿hasta dónde está dispuesto Petro a incendiar las relaciones con Washington y Trump para sostener su show? Porque la política exterior no debería ser escenario de teatro personal, sino terreno serio donde se juegan la estabilidad y el futuro de Colombia. Pero, para Petro, lo importante no es Colombia. Lo importante es seguir en el centro del escenario.

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