El Papa León XIV, conocido como Robert Francis Prevost, ofició su primera misa como pontífice este viernes en la Capilla Sixtina, marcando el inicio de su papado con gestos que reflejan tanto continuidad como apertura dentro de la Iglesia Católica.
Vestido con zapatos negros, al igual que su predecesor Francisco, León XIV rompió con la tradición de los zapatos rojos que caracterizaban a pontífices anteriores, como Benedicto XVI. Este detalle ha sido interpretado como una señal de humildad y sencillez, valores que el nuevo Papa parece querer enfatizar en su pontificado.
Durante la ceremonia, dos mujeres religiosas fueron las encargadas de leer las primeras lecturas en inglés y español, idiomas nativos del Papa, mientras que el salmo fue entonado en italiano. La elección de mujeres para estas lecturas, en presencia del colegio cardenalicio, ha sido vista como un gesto significativo hacia una mayor inclusión de las mujeres en roles litúrgicos dentro de la Iglesia.
En su homilía, el Papa expresó: «Me habéis llamado para llevar una cruz», y pidió a los cardenales que lo acompañen en su misión, destacando la importancia de caminar juntos como Iglesia. Además, criticó la visión que reduce la fe cristiana a una creencia para personas «débiles y poco inteligentes», y alertó contra interpretar a Jesús simplemente como un líder carismático, calificando tal reducción como una forma de ateísmo.
Tras la misa, León XIV realizó una visita informal a la residencia donde vivía antes de su elección, saludando a empleados y vecinos, tomándose fotografías y firmando libros para los presentes. «Aún tengo que perfeccionar la firma», bromeó el Papa al autografiar un libro para una niña.
Se espera que la misa de inicio oficial de su pontificado se celebre el 18 de mayo en la Basílica de San Pedro, seguida por su primera audiencia pública el 21 de mayo y una reunión con la Curia el 24.