El periodismo independiente: Entre la hipocresía y el desprecio

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Por: Aldrin García Balvin – Director Totus Noticias

Ser periodista en este país es, a veces, un deporte de alto riesgo. No sólo porque incomodamos con la verdad, sino porque, dependiendo de quién esté en el poder, podemos pasar de ser profesionales respetados a ser considerados “enemigos del pueblo” en un abrir y cerrar de ojos. La ironía es que los gobiernos, sin importar su color o bandera, siempre tienen el mismo libreto cuando se trata de los medios: los que están con ellos son “referentes de la información veraz”, y los que no, son simples “mercenarios de la comunicación”.

Pero hablemos claro. Si un medio tiene pauta de un gobierno, no significa que sea su lacayo ni que deba rendirle pleitesía. Porque, al final del día, los periodistas también comemos, pagamos cuentas y tenemos familias que mantener. Sin embargo, cuando cambia la administración, llegan los nuevos mesías con la escoba de la pureza, dispuestos a barrer todo lo que huela a la gestión anterior. Ahí es cuando algunos colegas entran en las “listas negras”, vetados de toda oportunidad, simplemente por haber recibido pauta de otro gobierno. Como si la comunicación no fuera un servicio, sino un acto de militancia política.

Lo más triste es que el apoyo a los medios rara vez se otorga por mérito o trayectoria, sino por conveniencia y amistad. Los gobernantes terminan premiando a los más acomodados, aquellos que saben moverse con el viento y cambiar de piel sin ningún pudor. Mientras tanto, los medios independientes, los que no nos vendemos ni nos acomodamos, seguimos librando una batalla diaria contra la desinformación, las fake news y las narrativas fabricadas para confundir a la opinión pública.

Totus Noticias nació como un medio independiente y seguirá siéndolo, pese a las adversidades y las luchas constantes por sobrevivir en una guerra de mentiras y manipulación. Porque el periodismo, el de verdad, no es complaciente ni sumiso: es crítico, incómodo y, sobre todo, libre. Y si un gobierno sólo quiere medios que digan lo que les conviene, entonces lo que quiere no es periodismo, sino propaganda.

El periodismo debe ser valorado aunque no hable de lo que queremos que hable. Porque la democracia se fortalece con la verdad, no con adulaciones pagadas ni con la censura encubierta de quienes sólo quieren escuchar ecos de su propio discurso.

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