El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró recientemente que la comunidad diplomática con Estados Unidos, que semanas atrás estaba “maltrecha”, hoy “está deshecha”. La frase refleja una escalación en la retórica oficial entre Caracas y Washington, en medio de un ambiente de crecientes tensiones bilaterales.
Maduro realizó estas afirmaciones mientras denunciaba lo que considera acciones hostiles por parte de Estados Unidos, incluyendo despliegues militares en áreas marítimas cercanas al Caribe, acusaciones de narcotráfico contra su gobierno y la imposición de recompensas por información vinculada con su captura.
El mandatario rechazó la legitimidad de esas acusaciones y sostuvo que la verdadera intención de Washington es apropiarse de los recursos naturales venezolanos, como el petróleo, el gas y el oro. Además, cuestionó el papel de figuras como el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, acusándolo de intentar “manchar sus manos de sangre latinoamericana”.
Por su parte, Estados Unidos —a través de fuentes oficiales— ha justificado sus movimientos militares y medidas diplomáticas bajo la preocupación por el narcotráfico, la seguridad regional y la necesidad de responder a lo que denomina amenazas desde el gobierno chavista.
Gobierno venezolano ha convocado jornadas de alistamiento militar y reforzamiento de su aparato defensivo alegando que está preparado para cualquier agresión externa.
Analistas coinciden en que el deterioro de las relaciones diplomáticas entre ambos países no es solo de forma simbólica, sino que tiene efectos reales en sanciones, operaciones militares conjuntas, acusaciones multilaterales, y posiblemente en los canales de diálogo político existentes. Aunque algunos niveles de comunicación diplomática aún subsisten, Caracas parece considerar que esos lazos están seriamente comprometidos.
En resumen, la expresión de Maduro evidencia un punto de ruptura en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos: ya no se trata solamente de tensión, sino de un deterioro que, según el presidente, ha alcanzado un estado irreversible de desconfianza mutua.