El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, pidió este domingo que Israel suspenda los bombardeos sobre Gaza como condición necesaria para liberar a los rehenes —una condición que, dijo, reconocen tanto Israel como la comunidad internacional—. “No se puede liberar a los rehenes en medio de los ataques, por lo que estos tendrán que cesar”, declaró Rubio durante una entrevista con la cadena CBS News.
Rubio enfatizó que no puede haber “una guerra en medio de todo esto”, al tiempo que reconoció los “desafíos logísticos” que implicaría detener los bombardeos mientras se prepara un intercambio humanitario. Agregó que el conflicto en Gaza no terminará pronto y que “los objetivos a largo plazo serán aún más difíciles”, en referencia al futuro gobierno territorial y al desarme de Hamás.
Mientras tanto, el expresidente Donald Trump expresó este domingo en una conversación con un reportero de CNN que confía en que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estaría dispuesto a suspender las operaciones militares. Trump afirmó esperar “pronto” una definición de si Hamás aceptará el compromiso con la paz, y advirtió que de negar el control sobre Gaza se enfrentaría a una “extinción total”.
Las gestiones diplomáticas coinciden con la llegada de una delegación de Hamás a Egipto, con la expectativa de iniciar conversaciones indirectas en Sharm el-Sheij sobre la implementación de un plan de paz propuesto por Trump, que incluye la liberación de rehenes a cambio de prisioneros palestinos en cárceles israelíes.
Rubio añadió que los negociadores deben decidir rápidamente el cronograma para liberar a los cautivos, pues prolongar más los plazos complicaría la operatividad del intercambio. Asimismo, advirtió que no será viable establecer un gobierno en Gaza fuera de Hamás en plazo breve: “No se puede establecer una estructura de gobierno en Gaza que no sea Hamás en tres días. Llevará tiempo”, declaró.
A pesar de esas demandas diplomáticas, los bombardeos israelíes continuaron este domingo, con al menos 24 fallecidos en Gaza, según informan autoridades locales.
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En otro frente, Estados Unidos elevó el tono contra el presidente colombiano Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que el representante Mike Waltz criticó al gobierno colombiano por supuestamente usar “retórica incendiaria” y priorizar políticas que, según Washington, socavan los avances en el Acuerdo de Paz suscrito con las FARC.
Waltz también cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación de la ONU, alegando que ésta se ha desviado del propósito original de supervisar la desmovilización y hoy estaría centrada en “prioridades políticas excesivas” como la JEP y el apoyo a minorías étnicas. Indicó que su país evalúa si continuar respaldando dicha misión.
El trasfondo del choque diplomático incluye la decisión de EE. UU. de revocar la visa de Petro tras su participación en una manifestación pro-palestina en Nueva York, donde llamó a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes de Trump.
Además, el embajador Waltz advirtió que el gobierno estadounidense analizará el futuro apoyo a Colombia en el marco del proceso de paz y señaló que el mandato de la misión de la ONU en Colombia está bajo escrutinio por su supuesta “politización” creciente.
La combinación de presión sobre Israel por el caso de los rehenes y la revaluación del respaldo a Colombia marca una estrategia diplomática estadounidense alineada a intereses inmediatos en Oriente Medio y América Latina.