Por: Gabriel Zapata Correa
Es muy lamentable comprobar cómo se va degradando el lenguaje del gobierno en cabeza del presidente Petro, quien se ha vuelto día a día más activista que mandatario y no le importa tratar a la oposición no solo de HP, sino de estafadores y corruptos y atacar sin consideración alguna a quien no esté de acuerdo con sus opiniones y propuestas
El hecho más relevante sucedió esta semana en Soledad, Atlántico, en la instalación de los Comités Ciudadanos para la promoción del Sí en la consulta popular.
El presidente Petro tenía a su lado al ministro del Interior, Armando Benedetti y al actual director de Prosperidad Social Gustavo Bolívar, este último posible aspirante del Pacto Histórico a la presidencia, quienes, complacientes con las frases del mandatario, lo respaldaron con una sonrisa. Petro le dijo “mucho HP” al presidente del Congreso Efraín Cepeda.
“(…) Decía Efraín Cepeda: “Oiga, pero si esas son las preguntas que ustedes presentaron, pues ahora sí podemos discutirlas en el Congreso”. Yo no digo groserías, pero quise decir una… mucho hp”, dijo Petro. Y agregó entre risas que, si los “amigos de Cepeda niegan la Consulta, el pueblo de Colombia los iba a borrar de la historia”.
En otros términos desobligantes el presidente Petro trató a los congresistas de la Comisión Séptima del Congreso cuando le hundieron la reforma laboral, y les dijo traidores.
Estamos a frente a un hecho innegable. Y es que el lenguaje presidencial ya se perdió hace rato. Y como el ejemplo hace carrera, el ministro de la Salud, otro activista radical y sectario implacable, trataba de “hijueputa” a la gerente de un hospital territorial porque tenía que remitir a los enfermos a otras partes. Pero el ministro, grosero y altanero como su jefe, no se percató de la realidad de ese hospital, e insultó a la funcionaria.
Guillermo Alfonso Jaramillo, se comportó igual o peor que su jefe. No sabía que en ese hospital no había insumos y máquinas suficientes para realizar procedimientos como las mamografías. Y se despachó contra la gerente: “Ojalá le tocara a usted, que se enfermara aquí y no tuviera familia, hijueputa… y la mandaran para Villavicencio o para Bogotá”, dijo Jaramillo mientras se dirigía a la gerente del ESE Departamental del Meta, María del Carmen Rodríguez.
Seguramente si el gerente de ese hospital fuera un hombre, el ministro no le hubiera soltado el hijueputazo, tal cual lo afirman varios analistas.
Estamos frente a un gobierno hostil y autoritario con quienes no están de acuerdo con sus postulados o propuestas.
Por eso al presidente Petro le resbaló la respuesta del presidente del Congreso, Efraín Cepeda, quien escribió en su cuenta de X: “el presidente Petro aún no comprende la dignidad que ostenta y, como si estuviera en una riña callejera, recurre a la grosería y la bajeza. No pienso caer tan bajo, porque tengo clara la dignidad que represento. Nuestra institucionalidad merece un Honor Perenne, que es mi forma de entender el verdadero hp (sic)”.
Ni de honor perenne y de respeto, ni de dignidad comprende el presidente Petro, quien sabe muy bien esa lección de los mamertos tradicionales de mentid, mentid, mentid, que algo quedará…
Estamos de acuerdo con lo que afirma el exembajador de Colombia en Estados Unidos y exministro de la Defensa, Juan Carlos Pinzón, quien dice que estas no son equivocaciones del presidente Petro, sino que está en su agenda comportarse de esta manera.
Un ejemplo muy claro la forma como Petro se refirió a los resultados de las elecciones en Ecuador… Sin pruebas, como siempre, dijo que en el vecino país hubo fraude y se atrevió a afirmar que, así como actuó con Nicolás Maduro exigiendo las actas de los resultados, lo hacía igual con Ecuador. Pero Petro no contaba con la respuesta categórica, documentada e irrefutable del exembajador de ese país en Colombia, el amigo suyo, Gonzalo Ortiz Crespo, quien desnudó una a una las mentiras del presidente Petro. Y lo dejó muy mal parado ante la comunidad internacional que no ha dudado en reconocer el triunfo transparente, rotundo y claro del presidente Daniel Novoa.
Igual le hay sucedido a Petro en sus concejos de ministros. En uno de ellos calificó de estafadores a los empresarios del sector energético, y como la ignorancia es osada, dijo que persisten los riesgos de los pobladores aguas debajo de la hidroeléctrica Hidroituango. Esta semana vino una alta comisión de la Unidad Nacional de Riesgos y hasta del Ideam a visitar a Hidroituango y se fueron con la seguridad que el presidente estaba equivocado.
Pero al mandatario no le importa jugar con la imagen y la dignidad de las personas y de las instituciones. Es el mismo tono y el mismo lenguaje de los dictadores que él respalda en silencio, Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Petro está en campaña y en campaña, según ya lo demostró en la suya, todo es válido.
Infortunadamente, hace rato no tenemos presidente.