En un nuevo capítulo de la turbulenta política nacional, Laura Sarabia, hasta hoy ministra de Relaciones Exteriores, presentó su renuncia irrevocable al cargo. La decisión, que ya venía gestándose tras varios episodios de desautorización pública por parte del presidente Gustavo Petro, fue anunciada por la propia funcionaria a través de su cuenta de X (antes Twitter), donde publicó la carta de renuncia dirigida al mandatario.
La salida de Sarabia se produce luego de un progresivo distanciamiento con el jefe de Estado. Aunque al inicio del año había sido designada como canciller y se le consideraba una de las personas de mayor confianza del presidente —su mano derecha y confidente en distintas etapas del gobierno—, lo cierto es que las diferencias internas fueron creciendo. En las últimas horas, el ambiente se tensó aún más tras conocerse que Alfredo Saade, figura cercana al Ejecutivo, fue enviado a la Cancillería con instrucciones específicas sobre el manejo de los pasaportes, lo que para muchos analistas significó un golpe directo a la autonomía de Sarabia.
En la misiva de renuncia, Sarabia fue clara en señalar que se aparta del cargo por razones de coherencia personal y respeto institucional. “En los últimos días se han tomado decisiones que no comparto y que, por coherencia personal y respeto institucional, no puedo acompañar. No se trata de diferencias menores ni de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que, con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar”, se lee en el documento.
La funcionaria, que ocupó en el pasado roles clave como jefa de gabinete, directora del DAPRE y del DPS, reafirmó su compromiso con el servicio público y la ética. “Mi renuncia es el resultado de una reflexión profunda, motivada por la responsabilidad que siento con mi conciencia, con el país y con la forma en que entiendo el ejercicio del poder público. Me retiro con la tranquilidad de haber entregado lo mejor de mí y con la certeza de que hay momentos en los que decir adiós es también una forma de cuidar”, escribió en un tono sereno pero firme.
En su carta, Sarabia agradeció la oportunidad histórica de haber servido a Colombia y destacó los aprendizajes obtenidos en el gobierno Petro. “Me voy con inmensa gratitud por la oportunidad histórica de servir a Colombia desde su gobierno, con aprendizajes valiosos, muchos de ellos suyos, y con la convicción intacta de que este país merece un destino más justo, más digno, más humano”, afirmó.
Finalmente, la excanciller deseó éxitos al presidente en el cierre de su mandato. “Siempre encontrará en mí una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad”, concluyó Sarabia, dejando la puerta abierta al diálogo futuro, aunque marcando una clara distancia frente al rumbo que ha tomado el gobierno.
La renuncia de Laura Sarabia deja un vacío en el Ministerio de Relaciones Exteriores y abre interrogantes sobre los próximos movimientos en el gabinete de Petro, en momentos donde el Ejecutivo enfrenta crecientes retos internos y externos.