Durante la recepción ofrecida por los reyes de España en el Palacio Real Alcázar de Sevilla, previa a la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo de la ONU, el presidente colombiano Gustavo Petro protagonizó un episodio que llamó la atención de la opinión pública y se viralizó en redes sociales. Al estrechar la mano del rey Felipe VI, Petro se inclinó acto seguido para besar en la mejilla a la reina Letizia, un gesto desubicado según el protocolo real español, que prevé siempre el apretón de manos como saludo formal. La monarca respondió con un paso atrás discreto y le ofreció la mano, corrigiendo el gesto de manera sobria y ajustada a normas diplomáticas.
El video del momento, compartido por la Presidencia colombiana, alcanzó rápidamente medio millón de reproducciones. En redes sociales, usuarios manifestaron su desaprobación, señalando que la delegación colombiana debería haber informado al jefe de estado sobre las normas oficiales. Comentarios como “nadie puede saludar de beso a la Reina de España” y críticas desde perfiles tanto afines como críticos al mandatario, subrayaron la importancia del desconocimiento protocolario.
Otros medios recordaron que no se trató de un evento aislado en el que el protocolo fallara: el presidente español Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez también protagonizaron despistes al retirarase antes de tiempo de la foto oficial, aunque ambos corrigieron rápidamente la situación entre sonrisas.
Este incidente, que parecía menor, refleja la naturaleza altamente observada de los encuentros diplomáticos de alto nivel, donde cualquier gesto queda bajo lupa. En este caso, la respuesta elegante de la reina Letizia evitó que el saludo se convirtiera en un momento de tensión política o cultural, y permitió encauzar el protocolo sin mayores sobresaltos.
Petro, reconocido por su estilo directo y a veces informal en los escenarios internacionales, no ha emitido declaraciones públicas al respecto. Hasta el cierre de este artículo, permanecía en Sevilla participando en las sesiones de la cumbre. El evento reúne a cerca de 150 países que buscan estrategias para contrarrestar el descenso en la cooperación internacional, impulsada por una caída del déficit de financiamiento global estimada entre 9 % y 17 % en 2025.
Este episodio sirve como recordatorio de que, en la diplomacia internacional, la etiqueta es más que una formalidad: es parte esencial del lenguaje no verbal que acompaña los mensajes políticos y define la imagen que los líderes proyectan ante sus pares y el mundo.