Oposición tilda de “mentiroso” a Petro durante discurso de instalación del nuevo periodo legislativo

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La instalación de la última legislatura del Gobierno de Gustavo Petro estuvo marcada por la tensión, las críticas y los gestos simbólicos de la oposición. En pleno Salón Elíptico del Capitolio Nacional, mientras el presidente ofrecía un extenso discurso de más de dos horas, se vivió un episodio de alta polarización: desde las bancadas del Centro Democrático se escucharon gritos de “¡mentiroso!”, en contraste con el “¡sí se pudo!” entonado por sectores afines al oficialismo.

El hecho más llamativo fue protagonizado por el representante a la Cámara José Jaime Uscátegui, quien se colocó una máscara azul de “pitufo” durante la intervención presidencial. La acción fue una alusión directa a alias “Papá Pitufo”, presunto contrabandista investigado por haber financiado la campaña de Petro con 500 millones de pesos. Uscátegui replicó su crítica en redes sociales, señalando que el mandatario “nunca persiguió al mayor contrabandista del país”.

El discurso del presidente, que abordó temas como paz, justicia social y seguridad, se vio opacado por los reclamos de la oposición, que acusó a Petro de tergiversar datos y omitir responsabilidades. La senadora Paloma Valencia ya había expresado su inconformidad con la extensión del discurso, calificándolo de “dos horas y media de imprecisiones”. La jornada dejó ver un Congreso fracturado, con posturas cada vez más confrontacionales.

Efraín Cepeda, presidente saliente del Senado, también lanzó críticas fuertes al mandatario, acusándolo de despreciar a las instituciones, la justicia y la prensa. Su intervención reforzó la narrativa opositora de que el Ejecutivo ha tensado peligrosamente la relación entre los poderes del Estado. Según Cepeda, ese tipo de comportamiento representa un riesgo para la democracia.

El episodio del 20 de julio, además de ser simbólicamente importante por tratarse del Día de la Independencia, confirma el tono que marcará esta legislatura: el del debate acalorado y la confrontación abierta. Con varias reformas clave aún en el tintero, el panorama legislativo se anticipa complicado para el Gobierno, que necesitará no solo mayorías, sino también puentes de diálogo que hoy parecen lejanos.

El último año del mandato de Gustavo Petro arranca, así, con una fuerte presión política, en medio de denuncias, acusaciones cruzadas y una evidente desconfianza institucional. Mientras desde el Ejecutivo se defiende el derecho a plantear un modelo alternativo de país, la oposición insiste en que se ha sobrepasado el límite del discurso democrático para caer en la polarización.

Lo ocurrido en el Congreso este 20 de julio no solo es reflejo de la crisis política, sino también un llamado de atención sobre el estado de la democracia colombiana. La escena del presidente interpelado, en un recinto dividido y con arengas cruzadas, proyecta la incertidumbre de cara al cierre del cuatrienio y a un nuevo ciclo electoral.

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