En Colombia se Vota por lo Más Viral: La Nueva Política en la Era Digital

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Por: Aldrin García Balvin – Director de Totus Noticias

La política en Colombia ha experimentado una transformación radical en los últimos años, y una de las principales fuerzas que ha impulsado este cambio es la digitalización. Lo que antes se entendía como un ámbito exclusivo para los medios tradicionales, hoy ha sido invadido por las redes sociales, los influencers y la viralidad. La política pop ha llegado para quedarse, un fenómeno donde los votos no solo dependen de un discurso sólido, sino de la capacidad de los candidatos para generar contenido que resuene con las emociones de los votantes.

Un claro ejemplo de esta nueva dinámica fue la campaña presidencial de 2022. Los dos principales contendores, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, demostraron cómo la política puede ser moldeada por la viralidad de las redes sociales. Mientras Petro, con su mensaje de cambio y justicia social, usaba plataformas como Twitter y Facebook para movilizar a sus seguidores, Rodolfo Hernández se destacó por su estilo directo y desenfadado, utilizando TikTok y otras redes para conectarse con una audiencia más joven y dinámica.

La estrategia de Hernández, en particular, se basó en la construcción de una imagen que captaba la atención en los medios digitales. A través de videos virales, memes y declaraciones espontáneas, logró captar el interés de millones, convirtiéndose en un fenómeno mediático que trascendió los debates políticos tradicionales. Su campaña aprovechó al máximo el poder de la viralidad, creando contenido que generaba conversación, compartición y, sobre todo, visibilidad.

Por otro lado, Petro, aunque más tradicional en su enfoque, también supo integrar las redes sociales de manera efectiva en su campaña. La construcción de una narrativa emocional, apelando al cambio y la esperanza, le permitió conectar con un sector importante de la población, que veía en las plataformas digitales una vía directa para escuchar a su candidato. La viralidad fue clave para mantener su mensaje presente en la mente de los votantes, especialmente en un contexto en el que los debates y las noticias tradicionales ya no son la única fuente de información.

Lo que ocurrió en 2022 nos muestra una clara realidad: la política en Colombia ya no es solo una cuestión de propuestas y discursos, sino también de cuántos seguidores tienes, cuántos «likes» recibes y qué tan viral puedes ser. La política digital ha dejado de ser una herramienta secundaria para convertirse en la columna vertebral de las campañas electorales. La política pop ha llegado, y con ella, un cambio fundamental en la forma en que los candidatos se relacionan con los votantes.

Hoy en día, un candidato puede tener más influencia y visibilidad por su capacidad para generar contenido viral que por la solidez de sus propuestas. La política se ha convertido en un espectáculo, donde la imagen, los gestos y las emociones pesan más que las ideas y el debate serio. Los temas de fondo —corrupción, salud, educación— a menudo quedan relegados a un segundo plano, mientras que los candidatos se afanan por ganar seguidores, generar memes y estar presentes en cada tendencia de las redes sociales.

Esto plantea una pregunta crucial: ¿Qué está en juego con esta transformación de la política? Si bien la viralidad puede ser una poderosa herramienta para movilizar a la gente, también corre el riesgo de reducir la política a un entretenimiento superficial, donde la verdad y las propuestas se diluyen en favor de la imagen y la popularidad. El contenido digital, por muy viral que sea, no siempre refleja la profundidad de los problemas que enfrenta el país.

Por eso, en esta nueva era de la política digital, necesitamos más que nunca curadores de la realidad, aquellos capaces de separar la apariencia de la sustancia, y que puedan guiar al electorado en la búsqueda de los verdaderos desafíos que enfrenta Colombia. La política pop puede ser divertida, atractiva y efectiva en algunos aspectos, pero no podemos dejar que el espectáculo nos distraiga de lo que realmente importa: las ideas y los compromisos concretos para transformar el país.

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