Antioqueños contra la brujería

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Por: Héctor Hoyos Vélez

Somos un pueblo altivo y libre fundamentado en nuestros valores cristianos. Somos objeto de envidia y pretenden destruirnos como pretenden destruir la civilización judeo cristiana occidental. Lo vemos en Europa con la invasión islámica y recientemente en la guerra contra Israel cuando se presentaron desmanes y manifestaciones en todo el mundo contra ese país en lugar de solidarizarse contra el genocidio ocurrido el 7 de octubre de 2023; y aquí esta piltrafa de Presidente que sufrimos como cosa rara, se declaró amigo del terrorismo, rompió relaciones con Israel y pretendió incendiar el país con sus terroristas urbanos y también está ensañado gobernando contra Antioquia.

Nuestra fe es fruto nada menos que de la civilización del amor, esa fuerza infinitamente poderosa capaz de crear el universo y de hacer todo posible, como nos lo enseñan cada día, cada una de nuestras madres con sus oraciones que hacen milagros cotidianos.

Definitivamente el pueblo antioqueño es lo que es gracias a la civilización del amor. Pero los actuales dirigentes de una entidad como Comfama tan querida por los antioqueños, nos han ofendido gravemente al celebrar la brujería con un evento escandaloso para nosotros los cristianos; es un evento de ofensa a Dios Padre Todopoderoso, según el primer mandamiento de la ley de Dios: Amarás al señor tu Dios sobre todas las cosas. La brujería invoca el poder del enemigo de Dios que pretende destruir el orden de la creación, el orden natural y el orden social.

Han comenzado por ocultar y negar la existencia del demonio, por lo que la brujería que lo invoca es presentada, muy “novedosamente” como religión alternativa o como una tradición inofensiva, y ya van con agendas contra la vida como la del aborto, LGTBI, y la ideología de género que son movimientos sociales contra la naturaleza que Dios nos ha dado. Todos ellos se identifican con grupos extremistas como Hamas que pretenden el exterminio del pueblo judío como lo pretendieron los nazis o como el extremismo islámico que pretende la extinción del cristianismo como en Nigeria y en muchas otras partes.

Las actuales condiciones políticas en Colombia reflejan esa guerra espiritual siempre presente entre el bien y el mal y los cristianos libramos esta guerra con la oración, con nuestra fé y con nuestra actividad política. Colombia lucha por superar un gobierno originado en el crimen, el terrorismo, el engaño, la trampa y gobierna en nombre de la criminalidad, por lo tanto, lucha también por los valores fundacionales como la familia, la libertad, la democracia, el trabajo, las empresas, la educación en valores, todo lo cual está protegido en la Constitución, pero las directivas de Comfama parece que desconocen, omiten o soslayan esta situación, o le sirven al enemigo.

Como sociedad antioqueña, hemos rechazado esa decisión de exaltar al demonio, la hechicería y el satanismo, y la dirigencia de la Caja de compensación familiar Comfama, que debe representar las familias de los trabajadores de nuestras empresas, debe rectificar la orientación de esa institución.

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