AL BORDE DEL ABISMO – Crónicas de Gardeazábal

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Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

El escueto pero contundente comunicado en X del ministro de Defensa, el general Sánchez, al recordarnos que la función de las Fuerzas Armadas es la de proteger a todos los colombianos sin discriminaciones —pese a todo lo que simboliza y significa como respuesta al presidente y sus áulicos, que parecen querer repetir la estructuración leninista de los soviets que llevaron a los bolcheviques al poder— no fue resaltado ni por los medios y redes, y mucho menos por la derecha torpe que dice estar en la oposición cabalgando sobre chismes.

Tampoco fue siquiera comentada por los robagallinas que rodean la Casa de Nariño, y que perderían sus privilegios ordeñadores en caso de que las fuerzas militares recuperen su verdadero sentido de existencia.

Porque no nos metamos mentiras: el país ha visto que, por el fracasado plan de una tal «paz total», se les amarraron las manos a soldados, policías, marinos y aviadores, y los ejércitos de los traquetos y las bandas extorsionadoras se adueñaron del territorio nacional.

Empero, cuando el ministro de Defensa se ve obligado a decirle a la ciudadanía que las tropas a su mando respetarán la Constitución brindando seguridad y protección a todos los ciudadanos, le está diciendo implícitamente al presidente y a sus alepruces —que quieren llevarnos al borde del abismo— que la fuerza militar no es deliberante y que, mucho menos, tiene en sus planes atacar al pueblo, como insinuó Petro en su perorata.

Pero no olvidemos que Petro tiene todo el derecho —como demócrata que dice respetar la Constitución y como leninista furibundo— a pretender convocar una huelga general y reunir cabildos populares para tratar de unificar la protesta por el garrotazo político que le dio el Senado.

Sin embargo, debe tener sindéresis entre tropa y pueblo si no quiere asustar, sembrar incertidumbre o —lo que podría ser peor— llevarnos a una guerra estúpida.

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