Las autoridades de Hong Kong confirmaron esta mañana una actualización crítica en el balance de víctimas tras el devastador incendio que afectó el complejo residencial Wang Fuk Court, situado en el distrito de Tai Po. El número de víctimas fatales ha ascendido a 55 personas, mientras los equipos de rescate continúan las labores de búsqueda en la estructura siniestrada. La situación sigue siendo crítica, ya que los informes oficiales reportan que al menos otras 279 personas permanecen en condición de desaparecidas, lo que podría elevar considerablemente la cifra de fallecidos en las próximas horas.
El siniestro, que comenzó en la noche del pasado miércoles 26 de noviembre, ha sido catalogado por los expertos y la administración local como uno de los desastres residenciales más graves que ha enfrentado la ciudad en las últimas décadas. Aunque el fuego fue técnicamente controlado tras casi 24 horas de combate incesante, los focos de calor y la inestabilidad de la estructura han impedido que el incendio se declare totalmente extinto. Cuadrillas de bomberos se mantienen en la zona realizando labores de enfriamiento y remoción de escombros para facilitar el ingreso seguro de los equipos forenses y de rescate.
Dada la magnitud de la conflagración y la rápida propagación de las llamas, el Departamento de Bomberos de Hong Kong elevó la emergencia a clasificación de alarma nivel 5, la máxima categoría existente para este tipo de incidentes en el territorio. Esta clasificación implica la movilización total de recursos disponibles, incluyendo refuerzos de otros distritos y unidades especializadas en rescate de altura y espacios confinados, ante la imposibilidad de contener el fuego con los recursos estándar de la estación local.
Las investigaciones preliminares sobre las causas del desastre apuntan a factores estructurales externos como los principales acelerantes del fuego. Según las versiones entregadas por las autoridades, el edificio se encontraba en medio de trabajos de renovación en su fachada. La presencia de materiales altamente inflamables en el exterior, específicamente andamios de bambú tradicionales, envoltorios de espuma plástica y lonas impermeables, habría creado un efecto chimenea que permitió que las llamas envolvieran el complejo a una velocidad letal, atrapando a los residentes en sus hogares antes de que pudieran evacuar.
La comunidad de Tai Po y la administración de Hong Kong se encuentran en estado de conmoción mientras se gestionan los centros de atención para los sobrevivientes y familiares de las víctimas. Las autoridades han instado a la ciudadanía a evitar el área para permitir el tránsito de vehículos de emergencia, mientras se espera un nuevo reporte oficial que actualice la situación de las casi 300 personas que aún no han sido localizadas entre los restos del complejo habitacional.














