La empresa Productos Ramo emitió un comunicado oficial tras la divulgación del producto “malteada Chocoramo” por parte de la cadena Frisby España, en el que rechaza cualquier tipo de asociación, convenio o colaboración con dicha compañía extranjera.
Según Ramo, “no existe actualmente ningún tipo de alianza, convenio comercial ni colaboración entre dicha empresa, ni ninguna marca extranjera y nuestra organización”. El comunicado recalca que cualquier anuncio oficial sobre nuevos lanzamientos, asociaciones estratégicas o colaboraciones será comunicado únicamente a través de canales oficiales de la marca, como sus redes sociales verificadas y su sitio web institucional.
Frisby España había lanzado la bebida con el eslogan “ese pastelito que todos llevábamos en la lonchera… ahora en shake” y fijado el precio en 3,90 euros (aproximadamente 17.800 pesos colombianos). La cadena explicó que el uso del nombre “Chocoramo” era meramente descriptivo para indicar los ingredientes del milkshake, y no implicaba uso comercial de la marca de Ramo.
Esta acción se da en el contexto de una disputa legal que Frisby España mantiene con Frisby Colombia por el registro y uso del nombre Frisby en Europa, un litigio que ha sido documentado en medios como El Tiempo.
Expertos en propiedad intelectual consultados en cobertura mediática han señalado que el uso descriptivo del nombre podría ser válido si cumple tres condiciones: que el ingrediente sea real, que la mención se limite a informar y que no genere confusión sobre el origen del producto o implique una vinculación con la marca.
La polémica también revive el tema de la protección de marcas colombianas en mercados europeos, donde su defensa depende del alcance de los registros internacionales. En Colombia, por ejemplo, la Superintendencia de Industria y Comercio otorgó registro del color anaranjado (Pantone Co21) como signo distintivo de Productos Ramo para ponqués y productos similares.
En su declaración, Ramo agradeció el interés de sus consumidores y aseguró que seguirá actuando con “transparencia y respeto en pro del fortalecimiento de la industria nacional y sus marcas”.
Por ahora, el caso se mantiene abierto. Las oficinas de patentes españolas (OEPM) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) podrían tener un papel clave en la resolución de la controversia sobre derechos y permisos en el mercado europeo.















