La controversia entre el presidente Gustavo Petro y los alcaldes de las principales ciudades del país por el viaje a Washington sumó un nuevo capítulo. Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, publicó un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter) en el que reafirmó que la delegación viajará a Estados Unidos “a intentar mitigar el desastre” que, según él, ha generado el mandatario. “Yo, como alcalde de Medellín, siempre he estado acostumbrado a que me amenacen los peores criminales; a lo que no estaba acostumbrado es a que me amenazara un presidente. Ya me estoy acostumbrando… Iremos a Washington… Usted eligió estar del lado de Maduro y de los peores criminales. Nosotros estamos del lado de nuestra gente. A Colombia la sacamos adelante desde las regiones. Chao”, escribió. En una publicación anterior, el mandatario local había resumido su postura en una palabra: “Iremos”, acompañada por las banderas de Estados Unidos y Colombia.
El mensaje de Gutiérrez se produjo pocas horas después de que Petro, desde Japón, recordara que los funcionarios públicos deben pedir permiso para salir del país y anunciara que se adelantarían las “acciones que corresponden”. El presidente insistió en que los alcaldes “no están autorizados para representar a Colombia” y que, se dé o no la descertificación antidrogas por parte de Estados Unidos, la Constitución se respeta. La reacción del mandatario ha sido interpretada por varios sectores como un intento de evitar la gira, programada para el domingo 7 de septiembre, en la que los alcaldes de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena se reunirán con autoridades estadounidenses.
El objetivo del viaje es persuadir al Departamento de Estado y al Congreso de que mantengan a Colombia dentro de la lista de países cooperantes en la lucha contra las drogas. Según la ley estadounidense, cada año antes del 15 de septiembre la Casa Blanca debe informar al Congreso sobre el desempeño de las naciones productoras o de tránsito del narcotráfico. Una eventual descertificación conllevaría la suspensión de la asistencia económica y militar que financia helicópteros de combate, operaciones de tropas y programas de seguridad, así como restricciones a exportaciones y posibles aranceles. Los alcaldes han advertido que ello golpearía la seguridad urbana y la economía, por lo que pedirán que la cooperación bilateral se amplíe a proyectos de seguridad, desarrollo económico, democracia y migración.
La confrontación pública entre Petro y los mandatarios locales comenzó cuando se conoció la agenda de la delegación. El mandatario colombiano acusó a los alcaldes de usurpar competencias en política exterior y les recordó que requieren autorización, lo que generó respuestas indignadas. En su mensaje, Gutiérrez afirmó estar acostumbrado a amenazas de criminales, pero no de un presidente, y reprochó al jefe de Estado por supuestamente aliarse con Nicolás Maduro. El alcalde de Medellín añadió que ellos representarán a sus ciudadanos y que trabajarán por el país desde las regiones.
Hasta el momento, Gutiérrez es el único de los cinco alcaldes que ha reaccionado de manera directa a Petro en redes sociales. No obstante, la embajada estadounidense informó que su encargado de negocios, John McNamara, se reunió en Bogotá con el alcalde Carlos Fernando Galán y reafirmó el compromiso de Estados Unidos de trabajar con las ciudades colombianas en prioridades compartidas. Este encuentro sugiere que los alcaldes han buscado canales diplomáticos para justificar su viaje pese al rechazo presidencial.
El episodio refleja la tensión entre el Gobierno central y las administraciones locales sobre la política antidrogas y la diplomacia. Mientras Petro insiste en que la representación internacional es competencia exclusiva del Ejecutivo, los alcaldes argumentan que la amenaza de descertificación es real y que necesitan actuar para proteger la seguridad y el desarrollo de sus territorios. La gira a Washington y la decisión que tome la Casa Blanca antes del 15 de septiembre podrían definir no solo el futuro de la cooperación antidrogas, sino también la relación entre el Palacio de Nariño y las regiones en un contexto de creciente polarización.