Por: Aldrin García Balvin – Director de Totus Noticias
“Dejen de tomar cerveza y guarden la plata en el colchón”. Eso dijo, sin sonrojarse, el ministro de Salud. Y uno no sabe si reírse, llorar o pedirle un vasito de chicha para bajarse la indignación.
En un país donde la gente está esperando meses por una cita médica, donde no llegan los medicamentos y donde las EPS dicen que no tienen plata, el ministro sale con que el problema es la cerveza… y la solución es esconder la plata debajo del colchón. Como si eso fuera a curar enfermedades o bajar el precio de la vida.
Y no es chiste. Lo dijo en serio. Que dejemos de consumir productos de las grandes empresas y que saquemos la plata de los bancos, para supuestamente castigar a los ricos y fortalecer “la economía del pueblo”. ¿De verdad creen que la gente puede vivir de totumas de chicha mientras espera que le asignen un especialista?
Aquí no estamos hablando de teorías. Estamos hablando de realidades. De la señora que lleva tres meses esperando una cita. Del abuelo que ya no consigue la insulina. Del papá que tiene que escoger entre pagar el arriendo o llevar a su hijo al médico particular. Esa es la Colombia real. La que no se arregla con frases bonitas ni consejos de esquina.
Y lo más grave no es solo lo que dijo, sino lo que demuestra: están desconectados del país real. Porque una cosa es estar en una oficina con aire acondicionado diciendo que hay que “boicotear a los empresarios”, y otra muy distinta es salir al barrio y ver cómo la gente está aguantando. ¿Usted cree que alguien que está sin empleo, sin salud y sin esperanzas está pensando en guardar billetes en el colchón?
No es la primera vez que desde el poder nos salen con recetas mágicas. Antes era “el que no tiene casa, que se acueste en el andén”; ahora es “tómese una chicha y ahorre debajo del colchón”. Siempre hay una frase nueva, pero nunca una solución clara. Y mientras tanto, el pueblo sigue esperando.
Porque aquí no se trata de cerveza ni de chicha. Se trata de que no hay políticas serias. De que no se siente un liderazgo con los pies en la tierra. De que la salud está mal, la plata no alcanza, el empleo es inestable, y las respuestas oficiales parecen más bromas que soluciones.
La gente no está pidiendo milagros. Está pidiendo respeto. Atención digna. Que se gobierne con responsabilidad. Que en vez de frases populistas se den resultados concretos. Porque ya cansa que nos sigan viendo como ingenuos.
Y sí, muchos nos reímos con los memes, con los videos, con los titulares. Pero detrás de cada risa, hay una verdad que duele: nos están tomando el pelo. Y lo más triste es que muchos ya ni se indignan… porque se acostumbraron.
Pero no deberíamos acostumbrarnos. Porque este país merece más. Merece gobernantes que escuchen, que entiendan, que no improvisen. Que en vez de recetar chicha, arreglen los hospitales. Que en vez de mandar a la gente al colchón, fortalezcan la economía de verdad.
Así que, señor ministro: el problema no es la cerveza. Es la falta de soluciones. Y lo que necesitamos no es un consejo de cantina… es un plan de país.