EL GRAN MAESTRO DE LA MANIPULACION

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Por: Federico Senior

Un escrito de Pablo Felipe Robledo, que titula “El poder al servicio del odio visceral”, relata lo que todos hemos oído del presidente colombiano, dice Robledo de él: “loco, insensato, ignorante, mentiroso, corrupto, energúmeno y disociador”, esa complejidad según el autor es lo que lo hace inatacable, y remata diciendo “En realidad ya no sabe uno quien esta mas loco o es más ignorante, si Petro o todos aquellos que aún lo idolatran”.

Se suma Robledo a la larga lista de víctimas (me incluyo) de la inocultable capacidad de manipulación que posee Petro, y sí, es mefistofélico lo que hace, nos tiene hablando de él veintitrés horas al día, la hora que nos resta, la dedicamos a leer lo que dice y de lo que nos vamos a agarrar para contradecirle, si no fuera él quien lo hace, me explayaría en elogios, es en verdad impresionante la enorme capacidad que tiene, para mantenerse en la mira del mundo que lo rodea.

De la más sorprendente e inexplicable de las maneras, el presidente conserva su nivel de popularidad casi que incólume, cuatro de cada diez colombianos lo apoyan, tres años y pico después de estar en el poder, ejerciéndolo de la más disparatada de las maneras, haciendo caso omiso a todo lo catastrófico, lamentable, ruinoso, de lo que sucede en el país, y dicho con objetividad, todo culpa de él, no de sus ministros, ni funcionarios, no, de él, de manera exclusiva, eso hace parte de la magistral habilidad para manejar los hechos, siempre halla un culpable, y he ahí otra de las pasmosas competencias del hombre, le queda muy fácil en cada ocasión encontrar a ese pecador, los tiene a raudales, creados por él mismo, los pare a diario en sus peleas contra todo y contra todos, así que desde Trump hasta Dilian Francisca, desde Hitler hasta Milei, pasando por Fincho, Fico, Duque, Uribe, Pastrana, su hijito Nicolás, su ex Doña Verónica, el pobre viejito Leyva, son todos sus enemigos, a diario, como se cambia los calzoncillos, lo hace con el culpable de la fecha, es tanto lo que habla, es tanto lo que protagoniza, lo que pregona, lo que plantea, que produce un verdadero remolino, cuya polvareda, no permite ver las realidades del desastre en el que en todo nivel se encuentra Colombia.

Obnubila a sus adeptos, haciéndolos pensar que es él, el valiente Superman, que los salvará de los esclavistas que les dan empleo, y que si seguimos mal, es porque no le han dejado gobernar como él quiere, de la manera como él piensa sacar adelante al pueblo, acabando la economía, a los ricos, a las empresas, volviéndolo todo del y para el Estado, tarea para lo cual, como resulta obvio, no es suficiente un período, por tanto necesita unos cuantos más para lograrlo, y a la vez arrastra a sus opositores a dedicarse casi que de exclusiva manera a él, a lo que dice él, a la última estupidez de él, a la ultima absurda propuesta de él, al último tren ideado por él, al cable de fibra óptica de Leticia a Hong Kong imaginado por la genial mente de él, al alimento en la atmósfera inigualable idea surgida del cerebro de él, al tejido  humano en Marte magno proyecto de la autoría de él, para el que obviamente necesita dos o tres reformas tributarias, todo ese batiburrillo de imbecilidades, expuestas a propósito, con la firme y única intención de producir el tifón diario, y nosotros como en el cuento del gallo capón, repitiendo sin cesar, las réplicas a la ristra de majaderías que produjo en la jornada nuestro ladino saltimbanqui.

Por último, logró que su archienemigo Trump, quien lo tenía olvidado, o peor aún, ignorado, lo cual le producía a Gustavo el más doloroso de los celos, no podía soportar que a Maduro lo tuviera en cuenta a diario, le pusiera un precio en millones de dólares y a él ni siquiera lo mencionara, pues con todo dolo y alevosía, lo consiguió en Nueva York, con un barato megáfono le “ordenó” a los “marines” que no obedecieran a su jefe, o sea a Trump.

Y Donald, como papaya madura, cayó, y se deshizo en prosa, a lo de nazi, genocida, criminal y esclavista, a todo eso que le había espetado nuestro presidente, le respondió con un grueso arsenal, guerrillero, narcotraficante, mala persona, mentiroso, comunista, bien, hasta ahí Petro se deleitaba, había conseguido lo que quería, estar en la lista de Donald, en la de su red social, y como estaba seguro de que usando su muy infantil estrategia, de decir algo y después decir que no fue eso lo que dijo, lograría un efecto muy positivo de entrada y una reacción casi nula a la salida, cuan equivocado estaba, puesto que lo que nunca imaginó, es que el rutilante actor de “El Aprendiz” le resultó general, y sí, lo incluyó en la lista, pero en la Clinton, y ahí se le acabo el fandango, las risas dieron paso al crujir de dientes, al percatarse de que al menos financieramente, era hombre muerto, él y de paso su no criado hijito, su ex Doña Verónica y su amo absoluto Don Armando (El de Petro, no el de Betty la Fea).

Sigue sin parar con su estrategia, ayudado por su amado amo y el escandalo de la “casita” allanada, de la que todos hemos estado hablando, y del grotesco adjetivo con el que calificó a la magistrada, eso fue ayer y como ya hoy dejó de ser noticia, se craneó el nuevo tropel, escribió entonces en su “X” que ordenaba la suspensión de la colaboración con la inteligencia americana, solo para que a los pocos minutos, su bienamado dijera, que lo que dijo el jefe, no era lo que dijo, sino que él quería decir algo muy distinto a lo que parecía que había dicho, pero que al final de cuentas no dijo, y que sí, que por supuesto seguiríamos colaborando con los Yanquis.

Salvo la venganza de Trump, el tipo no puede estar consiguiendo mejores resultados, los escándalos abundan, todos hablamos de él, y los opositores embrollados en las más ridículas peleas, egos, acusaciones, riñas como de pandillas, divididos en mil pedazos, entretanto el Gran Manipulador, convoca a sus fieles huestes, consolida su electorado, mientras fragmenta el del enemigo, enardece las masas con el patriótico sentimiento nacionalista antiyanqui, enarbola la bandera de la lucha a muerte, consolidando la homogeneidad de su grey, y disfrutando al ver que su malévola táctica impide la unidad de sus opositores, y estos, al parecer, ni cuenta se dan.

Al final de la historia, puedo asegurar que Petro de todo tiene menos de loco, posee la genialidad eso sí, de “hacerse el loco” y de que todos se lo creamos, para así soslayar su peligrosidad, nos somete entretanto al imperio de su voluntad con sus pretendidas estupideces, ha logrado la unidad de la izquierda, tiene eso si convencido a Cepeda, de que es su “preferiti”, otro al que manipula como a un trompo, mientras le allana el camino al verdadero delfín, a Don Roy, otro habilísimo prestidigitador, que al paso que vamos, y si la derecha no se deja de pendejadas, y no se une, será nuestro nuevo Rey (Roy, perdón) y de ahí no los va a bajar ni dios.

Los que si están locos son los Petristas…. De remate, pero locos y todo, ellos también eligen…..

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