El duelo: un camino necesario para sanar

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Por: Jonathan Morales Ángel

Perder a un ser querido es una de las experiencias más universales, pero también una de las más profundamente personales que podemos atravesar. El duelo no es una enfermedad que debamos evitar o suprimir: es una respuesta natural ante la pérdida, una forma que tiene el corazón de intentar adaptarse a una realidad que ha cambiado para siempre.

Vivimos en una sociedad que teme al dolor emocional. Queremos estar bien rápidamente, seguir con la vida, «ser fuertes», como si mostrar tristeza fuera sinónimo de debilidad. Esta visión, aunque bien intencionada, puede hacer más daño que bien. El duelo necesita su espacio. Requiere tiempo, acompañamiento y comprensión, no recetas mágicas para «pasar página».

Cada persona atraviesa el duelo de forma distinta. Hay quienes lloran abiertamente, otros se encierran en el silencio. Algunos necesitan hablar constantemente del ser querido que se ha ido, mientras otros apenas pueden pronunciar su nombre. Ninguna de estas reacciones es mejor que otra; lo importante es permitirnos sentir y validar nuestra experiencia.

Negar el dolor, reprimirlo o ignorarlo solo posterga lo inevitable. Como psicólogo, he visto muchas veces cómo un duelo no procesado puede convertirse en una herida emocional crónica que afecta la salud mental, las relaciones y la vida cotidiana. Por eso, honrar el dolor es también una forma de honrar a quienes hemos perdido.

Cinco consejos para transitar el duelo con salud emocional:

Permítete sentir sin juicio: No hay emociones “malas” durante el duelo. La tristeza, la rabia, la culpa o incluso el alivio son parte del proceso. Sentir no te debilita; te humaniza.

Habla del ser querido: Recordar, compartir anécdotas o mirar fotos puede ayudarte a integrar la pérdida y mantener un vínculo simbólico con la persona fallecida.

Cuida tu cuerpo: Dormir, comer bien y moverte son acciones básicas que sostienen tu bienestar emocional. El cuerpo también atraviesa el duelo.

Busca apoyo: No tienes que atravesarlo solo. Hablar con amigos, familiares o acudir a un profesional de la salud mental puede marcar la diferencia.

Sé paciente contigo mismo: El duelo no tiene un calendario. No te compares con los demás ni te exijas estar bien rápidamente. Date permiso para sanar a tu ritmo.

Aceptar el duelo no es rendirse al dolor, sino reconocer que amar y perder son parte inseparable de la experiencia humana. Y aunque la ausencia duela, el amor permanece.

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