Por: Juan José Gómez
Una grata impresión ha dejado entre el electorado centroderechista, especialmente entre familias afiliadas al partido Conservador que siempre fueron simpatizantes de las tesis defendidas y practicadas por el presidente Ospina Pérez y su hijo mayor, el senador y embajador Mariano Ospina Hernández, la adhesión de sus descendientes, como el nieto de este último, Juan Gonzalo Ospina Serrano, coordinador para Europa de la candidatura a la presidencia del doctor Abelardo De la Espriella, porque además de compartir con él su pensamiento político en relación con el futuro gobierno de Colombia, unen al candidato y al doctor Ospina Serrano una cordial amistad y el hecho de ser ambos abogados penalistas.
La Carta abierta a los Precandidatos de la Centroderecha Colombiana que dirigió Ospina Serrano y que fue publicada en este medio (https://lalinternaazul2.wordpress.com/2025/12/01/carta-abierta-a-los-precandidatos-presidenciales-de-la-centroderecha-colombiana-juan-gonzalo-ospina/) no solo contiene juiciosas reflexiones sobre la grave situación política que vive nuestro país, sino que amplía con claridad las ventajas de aceptar la propuesta hecha por De la Espriella en el sentido del que los aspirantes a la candidatura centroderechista que habrá de enfrentar al candidato comunista en la primera vuelta y en la segunda, si la hay, sea escogido desde ahora y a más tardar en enero del próximo año.
De esta manera equilibremos las cargas y evitemos el enorme perjuicio que para la derecha y la centroderecha se viene presentando ante el hecho de que la izquierda, unida y sólida, está adueñada del escenario nacional mostrando su candidato y usando todas las ventajas de no tener ningún contendor fuerte a quien enfrentar, lo que le permite avanzar en la opinión pública, como lo demuestra la última encuesta general que le da peligrosa ventaja al candidato comunista, mientras perdemos un valioso tiempo definiendo o escogiendo un candidato único capaz de parar el avance del narco-comunismo.
Lo más grave, aún, es que mientras la izquierda radical penetra fuerte y se adueña de la opinión pública y del relato con todas las prerrogativas que esto comporta, la derecha y la centroderecha se desgastan en estériles cuestiones, dimes y diretes, egoísmos desmedidos y actitudes personalistas que, de continuar, conducirá a ese electorado que ama la familia, que profesa la fe cristiana, que anhela la seguridad, el empleo y la tranquilidad de la vida pacífica y que sabemos mayoritario, a un estado de profunda desconfianza, de incredulidad y de abstención.
Es que, acaso, ¿los precandidatos no piensan más que en ser candidatos? ¿Es que olvidan que, por encima de sus respetables, pero a veces deleznables aspiraciones presidenciales tienen un deber sagrado e inquebrantable para con el pueblo que cree en ellos y que escucha con simpatía y con esperanza sus ideas y sus promesas?
Colombia solo puede tener un presidente y un vicepresidente de la República y si como sucede ahora hay un crecido número de aspirantes a ocupar esas posiciones, la lógica y el patriotismo dictan que se debe escoger a los que se suponen mejores y más capacitados para gobernar y como no es posible sondear las mentes de los aspirantes para verificar sus cualidades y limitaciones solo existe un medio, no perfecto pero si necesariamente aceptable de escogerlos: consiste en que según encuestas o consultas, quienes obtengan la mayoría de opiniones o votos favorables deben ser los elegidos.
Esa es la propuesta del doctor Abelardo De la Espriella, ese es el consejo del doctor Juan Gonzalo Ospina Serrano, esa es la fórmula que necesitamos y que nos permitirá tener rápidamente el candidato y, gústele o no a nuestros respetables precandidatos derechistas, es el procedimiento que utilizó la izquierda comunista al parecer con gran éxito.
Mucho nos complace a los conservadores, tanto a los de la vieja guardia, a los que tuvimos el privilegio de marchar al lado del presidente Ospina Pérez y de su hijo el senador y embajador Ospina Hernández, como a los jóvenes que han tenido oportunidad de observar la problemática realidad nacional y en consecuencia se han decidido por una solución racional y efectiva, el hecho de que sus herederos directos se hayan hecho presentes en la palestra para defender los ideales patrióticos de familia, libertad dentro del orden, religión, empleo, justicia, propiedad privada y libre comercio que conforman el proyecto político representado por De la Espriella.















