El 13 de octubre de 2025, Hamás liberó a los últimos 20 rehenes israelíes con vida que permanecían en Gaza, en el marco de un acuerdo de cese al fuego con Israel que puso fin —al menos de forma preliminar— a dos años de hostilidades. Los liberados fueron entregados primero al Comité Internacional de la Cruz Roja y luego a las fuerzas israelíes para su evaluación médica y reunificación con sus familias.
La liberación culmina un proceso que se inició con el secuestro masivo del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás y otras milicias tomaron 251 rehenes durante su asalto al sur de Israel. A lo largo de intercambios previos, parte de los cautivos regresó, pero hasta esta semana 20 seguían con vida y 47 permanecían en Gaza —una cifra que incluye fallecidos cuyos cuerpos también forman parte de la negociación—.
Como parte del acuerdo, Israel liberó a un contingente amplio de prisioneros palestinos. Reuters y AP reportaron cifras en torno a 1.700–1.900 excarcelaciones, que combinan presos con condenas largas y detenidos durante la guerra. Las primeras salidas desde la prisión de Ofer y otros centros penales desataron celebraciones en ciudades de Cisjordania como Beitunia y Ramala.
El pacto incluyó medidas simultáneas: redepliegue parcial de tropas israelíes de zonas densamente pobladas de Gaza, cronograma de 72 horas para completar la entrega de rehenes tras ese redepliegue y la puesta en marcha de un corredor de ayuda humanitaria con cientos de camiones diarios. Observadores internacionales supervisan el cumplimiento de los términos.
La jornada estuvo marcada por escenas de júbilo y duelo en la “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv, epicentro de las protestas que mantuvieron la causa en primera línea durante dos años. A la par, multitudes recibieron a excarcelados palestinos en Cisjordania. Testimonios y registros fotográficos dieron cuenta de reencuentros y homenajes a quienes no sobrevivieron al cautiverio.
En el plano diplomático, el acuerdo llegó acompañado de una intensa actividad regional. Líderes internacionales se congregaron en Egipto para discutir la fase posterior al conflicto: seguridad en Gaza, rol de una fuerza árabe de apoyo, papel de una Autoridad Palestina reformada y eventuales pasos hacia una solución política de largo plazo. La presencia de Estados Unidos —con viaje oficial y contactos con actores regionales— fue señalada como clave para destrabar el intercambio.
Pese al avance, persisten interrogantes sensibles: el proceso de recuperación de restos de rehenes fallecidos; el estado de los excarcelados palestinos —incluidas denuncias sobre casos de deportación o exilio forzado—; y, sobre todo, el futuro de la gobernanza y la seguridad en Gaza, incluida la cuestión del desarme de Hamás. Estos puntos, junto a la reconstrucción y el retorno de desplazados, definirán si el alto el fuego se consolida o deriva en nuevos episodios de violencia..
La liberación de los últimos cautivos vivos cierra un capítulo doloroso para las familias israelíes y palestinas, pero no el libro del conflicto. El éxito del acuerdo dependerá de la implementación estricta de sus cláusulas, la continuidad del flujo de ayuda y la viabilidad de un marco político que evite el retorno a la guerra.