A TOMAR NOTA Y A APRENDER DE LO DE ARGENTINA

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Por: Federico Senior

Gravísimo, lo que sucedió en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires el domingo próximo pasado, en donde el partido del Presidente Milei, sufrió una estruendosa derrota, en un país, en donde la izquierda, en más de veinte años de gobierno ha sumido poco menos que en la miseria a más del cincuenta por ciento de la población, inflación, corrupción, burocracia desmedida y voraz, sindicalismo marxista, ciego y por ende torpe, intentando conservar sus privilegios aunque ello ayude a socavar más aún la abismal fosa en donde hoy en día se halla la economía gaucha, aterradora situación que desde la razón debería provocar un rotundo rechazo al peronismo, causante este del contundente fracaso del socialismo siglo XXI, y contra toda lógica, ha sucedido lo contrario, un nítido triunfo de la izquierda, que deja no solo en franca minoría a la Libertad Avanza, partido de Milei, sino con todas las alarmas prendidas para lo que se presiente sucederá, en las legislativas nacionales, a celebrarse el próximo 26 de octubre, que definirán la conformación del Congreso nacional para los dos últimos años del gobierno actual.

Ahondar en el intento de entender esto es complejo, el cómo un país que a finales del Siglo XIX era el más rico del mundo, esté hoy abocado a la más profunda crisis social y económica, de la que a todas vistas, su pueblo no quiere salir, al parecer han decidido andar trastabillando sobre la línea de la pobreza, con tal de sostener el andamiaje de subsidios, controles, estatización, dejando en las manos del estado el manejo de la economía, asfixiando al sector privado, ese que produce la riqueza y por ende los impuestos, con tal de no tener que trabajar, es increíble que suceda esto, pareciera ser el relato de la situación de algún país del África subsahariana, y no la de una nación poblada por gentes de profunda cultura y de amor al trabajo; es monumental el daño que le ha propiciado Perón y sus herederos al país, pero más dramático aún, es presenciar como una sociedad civilizada, prefiere el hara kiri a optar por producir, por generar empresa, por aceptar el reto del emprendimiento, inexplicable, triste y aleccionante lo que un pueblo puede causarse a sí mismo y que a pesar de estar resbalando por la ladera del abismo, en vez de poner freno y detener la caída, decidan seguir rodando, cada vez más rápido, hacia un fondo del que va a ser muy difícil salir.

La reciente historia argentina demuestra, cuan acomodada su sociedad se haya en la poltrona del asistencialismo, la interrupción de Macri, fue solo un corto intermedio, el legislativo no lo dejo lograr los cambios que proponía, y la tozudes de las mayorías volvió a instaurar a la izquierda en el poder, con los deplorables resultados que ya conocemos.

La llegada posterior de la derecha en cabeza de Javier Milei, quien sin discursos populistas, de esos llenos de promesas incumplibles, parecía ser la antorcha al final del túnel, con su actitud contundente sin eufemismos ni ambages, se propuso hacer los cambios imprescindibles para sacar la economía a flote, nunca dijo que sería fácil, pero de que lo ha estado logrando, lo ha estado, estremece entonces ver cual es la reacción y por ahí derecho la voluntad de esa masa inconsciente que no quiere abandonar el grumoso colchón de la asistencia social, sin importarles que la opción de la libertad económica, el trabajo duro y la persistencia les ofrezca la posibilidad de dormir sobre uno de plumas de avestruz, ellos prefieren las protuberancias de su maloliente colchoneta, siempre y cuando no les quiten de la boca, el pezón del paternalista estado, aun a costa de vivir en la miseria; que triste contemplar a un pueblo pasando hambre, cuando debería ser el ejemplo en América como lo es Singapur en el Asia.

No hay mal absoluto, pero en este caso, los hechos en la provincia de Buenos Aires pueden representar para Colombia un bien, si tomamos atenta nota de lo ahí sucedido.

En los últimos tiempos hemos visto cuán importante ha sido el Congreso en nuestro país para detener la andanada de irracionales reformas que propone el gobierno, de no haber sido por la decidida acción de las mayorías en el Senado, estaríamos hoy no solo con las locuras del gobierno convertidas en ley, sino con un ejecutivo sabiéndose omnímodo, desbocado proponiendo y logrando consagrar esos deseos que no se molestan en ocultar, de permanecer “per omnia secula seculorum” en el poder, de hecho entonces, la relevancia de un congreso que ejerza su verdadero poder, que morigere los desenfrenos de gobiernos pre dictatoriales como el que padecemos, nos debe hacer tomar conciencia de que estamos a muy pocas semanas de una nueva elección legislativa, que de los resultados de ella, dependerá el buen desarrollo del nuevo gobierno, sino se logran las mayorías, le va a quedar muy difícil al nuevo presidente, si este, como todos esperamos salga de la actual oposición, lograr la reconstrucción del país, hacer los cambios urgentes necesarios para recuperar el orden y el imperio de la ley, lo preocupante, y es a lo que me refiero con que debemos tomar atenta nota del caso argentino, para que a nosotros no nos agarren con los calzones en los tobillos.

El tiempo es corto, y dado que no es un bien adquirible, es imperativo que los candidatos, los partidos, las organizaciones políticas territoriales, se tomen muy en serio la conformación de las listas a las corporaciones legislativas, e iniciar una intensa campaña para lograr la mayoría en ellas, por ahora no veo atisbo alguno de estar en desarrollo tal plan, lo cual es motivo de alta preocupación, repito, miremos lo que sucede en el bello país de la milonga.

Queda claro entonces, que a pesar de tener que soportar la evidente pesadilla que representa ese cuarenta por ciento que apoya a nuestro presidente, que no podremos jamás, conseguir que caigan en cuenta de su monumental error, es nuestro deber, el de los verdaderos demócratas de la nación, unirnos, como única manera de vencer en las próximas elecciones, tanto de congreso como de presidente, y así poder deshacernos de la nube negra que anuncia el desastre que sería la continuidad en el gobierno, de la fatídica, corrupta y anacrónica izquierda.

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