El presidente Gustavo Petro, en un evento en Sotaquirá (Boyacá), donde se firmó un pacto para la entrega de títulos de tierra, cuestionó los homenajes realizados al senador Miguel Uribe Turbay, al considerar que incluyeron “palabras de venganza” que podrían incitar al enfrentamiento entre colombianos. Según Petro, dichos discursos, en lugar de honrar la vida y la reconciliación, revivieron retóricas divisivas: “Ayer sonó, en un homenaje que debió ser a la vida misma y a la paz, las palabras de la venganza”.
El mandatario agregó que “no hablamos de venganza…. ¿Qué habría dicho post mortem el senador Uribe Turbay si hubiese visto esos homenajes en los que se busca que los colombianos se maten entre sí?”, expresando su preocupación por la polarización que podrían generar mensajes de confrontación en un contexto nacional ya marcado por el duelo y la tensión.
Los homenajes se llevaron a cabo en tres escenarios de Bogotá: el Congreso de la República, la Catedral Primada y el Cementerio Central, tras el fallecimiento de Uribe Turbay el 11 de agosto de 2025. En esos actos, su padre, Miguel Uribe Londoño, instó a retomar “las banderas de su hijo con un liderazgo claro de cara a las elecciones de 2026”, haciendo un llamado a actuar contra la violencia y preservar el legado del senador.
Estas declaraciones se suman a un clima político complejo, tras el asesinato de Uribe Turbay en junio durante un acto de campaña. La muerte del senador —quien permaneció hospitalizado por más de dos meses tras un atentado el 7 de junio— conmocionó al país en un momento en que la violencia política vuelve a cuestionar la estabilidad democrática.
En ese contexto, el gobierno enfrenta críticas por su retórica y gestión de seguridad. Líderes políticos de distintas tendencias han convocado a la unidad tras el magnicidio, mientras que el presidente Petro utiliza este escenario para advertir sobre los riesgos de discursos que podrían profundizar las divisiones.