El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una amplia modificación en el esquema de aranceles recíprocos que impactará directamente a productos agrícolas de países exportadores, entre ellos Colombia. La nueva orden ejecutiva, que entró en vigor el 13 de noviembre, elimina o reduce tarifas sobre bienes que Estados Unidos no produce en cantidades suficientes para abastecer su demanda interna.
Entre los productos incluidos se encuentran el café, el cacao, el té, el plátano, las pulpas de frutas y varios cítricos. La medida excluye a las flores, sector que quedó por fuera del ajuste tarifario debido a su alto volumen de importación y a la producción interna de flores ornamentales en distintos estados norteamericanos.
Los cambios, presentados por la Casa Blanca como una estrategia para equilibrar el comercio internacional sin afectar a los consumidores estadounidenses, se aplican bajo el principio de aranceles recíprocos: Washington ajusta sus tarifas en función del impacto que estos productos generan en su economía y su disponibilidad interna.
Para Colombia, segundo exportador mundial de café y uno de los principales proveedores de banano y cítricos en la región, la decisión abre un panorama favorable. Expertos del sector agrícola señalan que la eliminación de aranceles podría mejorar la competitividad de los productos colombianos en el mayor mercado del mundo y permitir mayor estabilidad en los precios de exportación.
La orden ejecutiva llega en un contexto de recuperación en el mercado del café, que ha enfrentado un año de volatilidad por fenómenos climáticos y baja producción en países clave. Analistas en Estados Unidos consideran que la reducción de tarifas puede aliviar parte de las presiones inflacionarias que afectan a los consumidores, especialmente en productos de alto consumo como el café y el plátano.
En el caso del cacao y el té, la flexibilización arancelaria también podría favorecer a productores latinoamericanos y africanos que dependen del mercado estadounidense para equilibrar sus exportaciones. Aun así, investigadores advierten que el impacto final dependerá de la logística, el costo del transporte y la capacidad de respuesta de las cadenas de suministro.
La decisión marca un giro en la política comercial estadounidense y reconfigura parte del escenario exportador para países agrícolas. Aunque la medida no garantiza reducciones inmediatas en los precios al consumidor en EE. UU., sí representa una apertura significativa para economías que sostienen buena parte de su crecimiento rural con productos agrícolas estratégicos.















