El Senado de Estados Unidos rechazó una resolución que buscaba limitar la capacidad del presidente Donald Trump para ordenar acciones militares contra Venezuela sin previa autorización del Congreso, dejando al Gobierno con vía libre para ejecutar operaciones armadas en la región.
La iniciativa fue presentada por un grupo bipartidista encabezado por los demócratas Tim Kaine y Adam Schiff, junto al republicano Rand Paul. La propuesta establecía que el mandatario no podría emplear las Fuerzas Armadas “dentro o contra Venezuela” sin una declaración formal de guerra o una autorización específica para el uso de la fuerza militar.
El proyecto fue derrotado por una estrecha votación de 51 a 49, en una sesión donde la mayoría republicana impuso su posición de respaldar las facultades ejecutivas del presidente. Solo dos senadores oficialistas rompieron filas para apoyar la moción. Con este resultado, Trump conserva la potestad de ordenar ataques militares sin pasar por el Congreso, amparándose en su rol de comandante en jefe.
La decisión se conoció poco antes de que el secretario de Defensa informara un nuevo operativo en el Caribe, donde fuerzas estadounidenses destruyeron una supuesta “narcolancha” vinculada al tráfico de drogas. Con este ataque, el número de muertos en operaciones marítimas contra embarcaciones sospechosas ascendió a 70 personas en lo que va del año.
El Gobierno de Trump sostiene que sus operaciones navales tienen como objetivo frenar el narcotráfico y desmantelar redes criminales que —según Washington— operan con apoyo del régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, congresistas opositores advirtieron que estas acciones pueden escalar hacia una intervención directa en territorio venezolano sin respaldo legislativo ni consulta al pueblo estadounidense.
Expertos en derecho constitucional alertan que la medida erosiona el principio de control y equilibrio entre poderes, establecido en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, que obliga al presidente a consultar al Congreso antes de iniciar hostilidades. Para los críticos, la negativa del Senado deja a Estados Unidos “al borde de una intervención abierta” en Venezuela, bajo una justificación de seguridad regional.
Mientras tanto, el Pentágono ha intensificado su presencia militar en el Caribe y el Pacífico, reforzando su capacidad de respuesta rápida ante cualquier escenario. Fuentes diplomáticas advirtieron que la decisión del Congreso podría marcar un giro en la política exterior estadounidense hacia América Latina, aumentando la tensión con Caracas y con aliados de la región que rechazan el uso de la fuerza.
Con este voto, la administración Trump queda facultada para actuar militarmente contra Venezuela sin aprobación legislativa previa, un paso que, según observadores internacionales, reconfigura el tablero geopolítico del hemisferio y abre la puerta a una posible crisis de mayor alcance.















