El nombre de James Rodríguez volvió a estar en el centro de la conversación en México y Colombia. Su ausencia en la goleada 5-0 que sufrió el Club León frente a Tijuana generó todo tipo de rumores, especialmente por no haber viajado con el equipo. Sin embargo, la versión oficial terminó despejando las dudas: no fue por decisión personal ni por la cancha sintética del estadio Caliente, como muchos creían.
El técnico de León, Eduardo Berizzo, explicó en rueda de prensa que el mediocampista colombiano quedó al margen por una lesión en el tendón de Aquiles, lo que lo hizo completamente indisponible. “Con James nunca hubo un tema con el sintético ni nada parecido. Simplemente arrastra una lesión en el tendón de Aquiles y por eso no estaba disponible”, declaró el estratega.
Esta aclaración frenó las especulaciones que apuntaban a que James se habría negado a jugar en césped artificial. El cucuteño, de 34 años, atraviesa así una nueva interrupción en la temporada, en la que ya ha estado ausente en al menos dos encuentros por molestias musculares: ante Monterrey y contra Necaxa.
Las lesiones han encendido las alarmas entre aficionados y prensa mexicana, que esperaban del colombiano un liderazgo constante tras su llegada a León, donde fue recibido como una figura internacional llamada a marcar diferencia. La continuidad física será clave para que James cumpla ese rol.
Por ahora, no se ha entregado un parte médico oficial que detalle la gravedad ni el tiempo estimado de recuperación. Lo que sí está claro es que el próximo partido frente a Mazatlán será decisivo para saber si el volante está listo para volver a competir o si las dolencias seguirán limitando su aporte.
La expectativa es alta: los hinchas quieren verlo en la cancha y comprobar si James todavía puede convertirse en el líder futbolístico que la afición esmeralda espera.