Por: Federico Senior
Acabo de recibir un artículo escrito por Álvaro Ramírez González, confieso que no lo conocía, para poder enterarme, entré a Internet y averigüé, es un empresario pereirano, exitoso, columnista del Diario del Otún, leyéndolo, el hombre la tiene clara.
Titula su artículo “De la Espriella ¿Qué lo hace tan diferente?, a este mío, me tocó llamarlo distinto por respeto a Ramírez.
En resumen, dice, es Abelardo un candidato políticamente incorrecto, de hecho, y al parecer, eso es lo correcto, hace apenas un mes lanzó su candidatura y es hoy tercero en las encuestas, números que crecen a diario y se consolidan, a diferencia de los que iniciaron carrera punteando y con el correr de los días se han ido desinflando tan rápido o más, que cuando se inflaron.
Incorrecto no por no ser correcto, incorrecto por no ser “politiquero”, por no medir palabras para evitar perder votos, y para no herir susceptibilidades, por no alinderar su postura a ningún partido, por no aceptar contribuciones de nadie, por manifestar de manera contundente y abierta cuáles son sus propuestas, las que logra mostrar más que como tales, como hechos no negociables, que se van a suceder, que serán inevitables para lograr poner orden en casa, acabar con lo que toca acabar, destripar lo que se deba destripar, retomar lo que se debe retomar y reiniciar los motores del desarrollo económico y social de la nación.
De la Espriella habla, él no promete, él solo nos informa lo que va a hacer, nos dice lo que queremos oír, sin rodeos ni sutilezas, ni menos aún con eufemismos, nada, por citar algunos planteamientos, enuncia que, el próximo 7 de agosto después de posesionarse, iniciara de inmediato la fumigación de los cultivos de coca, de igual manera lo hará con el bombardeo a los campamentos de los insurgentes, restablecerá de inmediato relaciones con Israel, estrechará los vínculos con los Estados Unidos, en esa línea, y de lo que le he oído, nos entera, fuera subsidios a delincuentes para que no “maten”, adiós a negociaciones de paz con los “amigos” que sentados en la mesas de diálogos están al mismo tiempo chateando, dando órdenes a los que hacen explotar los carros bomba, cero concesiones a los alzados en armas, revitalización de las fuerzas armadas, mano dura, dentro de la ley, pero dura, rotunda, por ahí es la cosa.
Sabe él, que solo es muy difícil ganar las elecciones, no descarta su alianza con alguien de derecha, opina de muy positiva manera de personas muy valiosas, como de María Fernanda Cabal, de Paloma Valencia de la misma Vicky Dávila (de quien saben mis lectores, no ser santa de mi devoción), manifiesta sin sesgo ni descuento alguno su Uribismo a rajatabla, y a renglón seguido asevera no pertenecer al Centro Democrático, no tendrá listas para el Congreso (con eso no puedo estar de acuerdo del todo, pero bueno….), en fin, si nos elevamos un poco sobre el tablero de quien es y de cómo es Abelardo, nos damos cuenta de que en definitiva es el “diferente” que necesitamos, que nos hará sentir en poco tiempo, que este infausto gobierno solo es una pesadilla en el recuerdo como lo es hoy el COVID 19, solo que en este período ha habido más muertos, más quiebras, y mucho más deterioro de las instituciones, que en la mortífera pandemia.
El país queda arrasado, en todo, desde la salud, pasando por la educación, hasta llegar a las fuerzas armadas, mezclado el coctel, con un rosario de mil cuentas, cada una proclamando un escándalo, de todo tipo, origen y consecuencias, con los más disimiles actores, pero con el común denominador de tratarse de infectas personas, de oscuras, criminales y aberrantes intenciones, de todas menos las de favorecer a su tan pregonado amado y defendido pueblo.
Nunca convenceremos a un “zurdo” para que deje de serlo, o para que acepte de lo absurda de su posición, esas son personas tercas como cabras de monte, no se trata de eso, la nuestra no es una labor evangelizadora, nuestra misión es convocar a las fuerzas democráticas de la sociedad civil para rodear a la persona que con absoluta determinación y con no poco sacrificio, renuncia a su idílica vida, para salvarnos de la ruinosa y maloliente pesadilla socialista.
A defender la patria, a apoyar al “diferente”, sino nos unimos, caeremos por el barranco de la miseria, perderemos nuestra libertad, nuestra democracia, y peor aún, perderemos la alegría de vivir, en ningún país socialista, el pueblo es feliz, en ninguno.
P.D: Si el Doctor De la Espriella me concediera tres deseos, le pediría, uno, que la espada del libertador, ese mismo 7 de agosto, en vez de enrostrársela al Rey de España, la enviara a su nicho en la Casa de Bolívar allá al pie de Monserrate, y que dos y tres, el sombrero de Pizarro y la Sotana del Cura Camilo Torres, me los prestara, para iniciar con ellos una fogata en el centro de la Plaza de Bolívar, se lo agradecería de todo corazón mi apreciado Abelardo.