Diversos sectores del Centro Democrático exploran la posibilidad de que Tomás Uribe Moreno, hijo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, sea presentado como candidato a la Vicepresidencia en las elecciones de 2026. La iniciativa surge tras el rechazo público del exmandatario a postularse para ese cargo, y tiene como propósito aprovechar el peso político del apellido Uribe sin generar controversias institucionales ni jurídicas.
Álvaro Uribe ha dejado claro que no aspira a la Vicepresidencia y que no desea provocar un debate institucional sobre su habilitación legal, especialmente en contexto de su proceso judicial vigente. Afirmó: “No seré yo quien le cree al país una discusión institucional”, y desvinculó su decisión de cualquier presión partidista.
La propuesta ha sido confirmada de manera preliminar por dirigentes como Sebastián López, vocero del partido y líderes del uribismo en Antioquia, quienes consideran que Tomás Uribe representa un continuador del legado político de su padre y podría liderar una amplia coalición de centroderecha para la campaña presidencial.
La senadora Paola Holguín también avaló de manera indirecta la idea de presentar a Uribe como fórmula vicepresidencial, señalando que no es una propuesta descartable para fortalecer la unidad partidaria. La posición subraya el deseo interno de consolidar una estrategia electoral cohesiva hacia 2026.
No obstante, la viabilidad jurídica de la propuesta continúa bajo debate. Expertos consultados por medios como SEMANA y WRadio apuntan que, aunque la Constitución colombiana prohíbe que un expresidente sea elegido como presidente, no impide explícitamente que ocupe la Vicepresidencia. El riesgo, según algunos juristas, apareció si el vicepresidente electo asumiera la Presidencia mediante renuncia del titular.
Por el momento no hay una convocatoria formal ni aceptación pública de Tomás Uribe a esta aspiración. Tampoco se ha definido si su eventual candidatura será sometida a proceso interno del partido o consulta abierta. La situación condiciona el panorama electoral en medio de una reconfiguración interna del Centro Democrático.
Este posible impulso hacia Tomás Uribe muestra cómo el Centro Democrático busca preservar su influencia electoral sin depender directamente del expresidente. La jugada se plantea como una apuesta para canalizar un liderazgo heredado con un mensaje más limpio y legalmente sólido. La atención nacional seguirá esta estrategia mientras se aproxima el calendario electoral de 2026 y se intensifica la competencia entre las fuerzas políticas en Colombia.