PREMIO NOBEL EN REPUDIO A LA NARCO DICTADURA VENEZOLANA

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Por: Rafael Rodriguez-Jaraba

Nada difícil resulta interpretar el otorgamiento del Premio Nobel de Paz a María Corina Machado, como clara señal de rechazo, repudio y condena a la criminal y ruinosa dictadura de Nicolás Maduro y su horda de bandidos.

Pero los destinatarios de este inequívoco mensaje del Comité Noruego del Nobel, no son tan solo Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López, ministro de defensa del régimen y Elvis Amoroso, corifeo de Maduro y presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela; no, también son destinatarios del reproche de la Academia, los gobernantes de los once (11) países que en la reunión extraordinaria de la OEA celebrada el 28 de julio de 2024, ordenaron no votar una resolución de condena al fraude electoral perpetrado por la dictadura, al igual que los gobernantes de otras cinco (5) naciones que ordenaron no asistir a la reunión para no comprometerse, incluido el dislocado Andrés Manuel López Obrador de México.

La justicia internacional debe ser inclemente con Nicolás Maduro, Padrino López y Elvis Amoroso, y la historia recordar sus delitos a sus descendientes. Y con los gobernantes de los 11 países que se abstuvieron de votar (Belice, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Granada, Honduras San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Antigua y Barbuda y Bahamas), y de los cinco (5) que no asistieron (Dominica, México, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, y Venezuela), sus pueblos, no dejar de reprocharlos, y menos, perdonarles semejante despropósito. 

Es bueno rememorar que, en el año 2018, Elvis Amoroso fue nombrado Contralor General por la Asamblea Nacional Constituyente -espuria por inconstitucional-, y, que, sin mediar sentencia judicial y violentando el orden legal, Amoroso inhabilitó a 15 dirigentes de la oposición, entre ellos a María Corina Machado, lo que motivó que Edmundo González Urrutia corriera para la presidencia y no ella.

Con todo y las patrañas de Maduro y Amoroso, el candidato opositor Edmundo González Urrutia ganó de manera clara, holgada e inobjetable las elecciones, pero el régimen adulteró el escrutinio, desconoció el triunfo de la oposición y apoltronó en el poder a Maduro, a pesar de las advertencias de misiones de observadores internacionales neutrales, entre ellas, el Centro Carter. Los miembros del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, deben ser enjuiciados y condenados con la mayor severidad por haber consumado tamañas canalladas y delitos.

Es por eso que todos los Estados democráticos, debieron condenar la tramoya de Maduro y sus cómplices, y reconocer a Edmundo González Urrutia como legítimo presidente electo de Venezuela. Pero eso no sucedió, y fue así como Gustavo Petro, Luiz Inácio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, espadachines de la putrefacta Narco Dictadura Bolivariana, antes que condenar el vulgar fraude perpetrado por el régimen, salieron en su defensa.

La historia será implacable con los gobernantes de las 11 naciones que se abstuvieron de votar, y de las 5 que no asistieron a la reunión de la OEA, cuyo objetivo era conjurar la grave situación que afrontaba y sigue afrontando Venezuela, dadas las implicaciones y consecuencias adversas que de ella se derivarían en el hemisferio, todo, resultado de un fraude anunciado, denunciado y probado.

Que nadie ponga en duda que, los países que se abstuvieron de votar, así como los que no concurrieron a la sesión de la OEA, son corresponsables de las retaliaciones, las vejaciones y las atrocidades ejecutadas por el espurio régimen de Maduro, contra la oposición y el pueblo venezolano.

Tanto la abstención en la votación, como la no comparecencia a la reunión, fueron inexcusables y siempre merecerán la más severa recriminación. Qué no se olvide que, la neutralidad, la indiferencia y la indolencia frente al delito, es una forma tácita de complicidad.

No siendo poco lo anterior, Petro, Lula da Silva y López Obrador, en un acto del más desvergonzado cinismo, tuvieron la osadía de promulgar una declaración conjunta, en la que, entre varios desvaríos, afirmaron: “Las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”.

La anterior afirmación fue inaceptable, dado que estos regresivos gobernantes progresistas bien sabían que en Venezuela no había vía constitucional, por tener Maduro controladas todas las instituciones, incluido, el Consejo Nacional Electoral, conformado por cinco oscuros personajes que aún fungen como rectores, y sigue siendo presidido por el corrupto Elvis Amoroso.

Luego, en la misma declaración, antes que exhortar a las autoridades electorales para que garantizaran la pulcritud y la transparencia de los escrutinios, adujeron: “hacemos un llamado a los actores políticos y sociales a ejercer máxima cautela y contención en sus manifestaciones y eventos públicos con el fin de evitar una escalada de episodios violentos”, dicho en otras palabras, para que la población dócilmente aceptara los resultados y renunciara al ejercicio del legítimo derecho a la protesta ante el evidente y probado fraude consumado.

Con todo y los despropósitos contenidos en la declaración suscrita por Petro, Lula da Silva y López Obrador, a Maduro la he servido para intentar legitimar el fraude, y más que eso, para ganar tiempo, habida cuenta que bien sabe que, es inminente el fin del esperpento Castro-Chavista.   

Y es que, el grotesco y descomunal fraude instrumentado por Maduro y sus secuaces, sobrecoge y produce repulsión y asco. Es por eso que el mundo libre y democrático, no debe dejar de condenar este execrable delito, los ciudadanos venezolanos arreciar las presiones para deponer a Maduro y la comunidad internacional asediarlo hasta que dimita.

Honor a María Corina Machado y Edmundo González Urrutia; toda nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, y; repudio a Petro, a Lula da Silva y López Obrador, cómplices de la moribunda Narco Dictadura Bolivariana. Igual condena, a la oscura u obtusa Claudia Sheinbaum que México, como presidente, padece, y a quien no le merece comentario alguno, el otorgamiento del Premio Nobel de Paz a María Corina Machado.

No tengo duda en que, Petro, Lula Da Silva y la Sheinbaum serán los sepultureros del narco socialismo del Siglo XXI y del fin del regresivo progresismo, así como involuntarios causantes de la caída de Maduro y de la liberación de Cuba.

Hacia el hemisferio soplan nuevos vientos de libertad y democracia, y primero llegarán a Colombia.

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*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado. Esp. Mg. LL.M. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Catedrático. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

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