Petro y Juanpis González ¿El show que Colombia necesitaba?

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Por: Aldrin García Balvin – Director de Totus Noticias

Después de ver la entrevista concedida por el presidente Gustavo Petro a Juanpis González en el «Boletín del Gomelo», me quedó una gran duda: ¿Era esto realmente lo que Colombia necesitaba? ¿Una entrevista cargada de humor y sarcasmo, en un tono tan ligero como un tuit de campaña electoral? O, por el contrario, ¿fue este un error de estrategia, un paso equivocado en la política de comunicación del presidente?

Es cierto que, en tiempos de crisis, un poco de humor nunca viene mal. Pero la pregunta aquí es: ¿estaba Petro buscando humanizar su imagen o simplemente hacer un «show» para distraer a la gente de los problemas reales? Tras más de una hora de conversación con Juanpis González, interpretado por el comediante Alejandro Riaño, el mandatario colombiano se mostró más suelto que un tuit de 280 caracteres. Pero a medida que avanzaba la entrevista, esa sensación de estar viendo un episodio de «Sábado Felices» me hizo preguntarme: ¿realmente estamos ante un nuevo estilo de liderazgo o estamos simplemente en una versión renovada del circo mediático que tanto hemos criticado?

Un momento que generó mucha expectativa fue cuando Juanpis tocó el tema del supuesto consumo de sustancias por parte del presidente durante un viaje a París. La respuesta de Petro fue una mezcla de ironía y defensa de su honor, diciendo que no era un «adicto, sino un revolucionario». A lo que uno no puede evitar pensar: ¿Es esta la respuesta que el pueblo colombiano necesita cuando se le cuestiona por algo tan serio? O es que, al final, ¿nos estamos acostumbrando a que la política se maneje como un sketch humorístico más que como una discusión seria sobre el rumbo del país?

Pero el asunto no se detuvo ahí. Juanpis también mencionó las figuras controvertidas en el gobierno de Petro, como Armando Benedetti y Hollman Morris, en un claro intento por tocar los puntos más espinosos de su administración. Petro, con la calma de quien lleva años en política, defendió a su equipo argumentando que mientras no hubiera una condena judicial, sus derechos políticos debían ser respetados. ¿Es este el momento de responder con «jurisprudencia política» o deberíamos esperar algo más sólido y menos centrado en la defensa numérica de la legalidad?

Otra parte reveladora de la entrevista fue cuando se discutió la vida personal de Petro, particularmente su relación con la canciller Laura Sarabia y el famoso video de Panamá. ¿Defender la privacidad con frases como «De mi vida íntima no vas a saber ni jota»? Claro, podría ser un movimiento estratégico para protegerse, pero lo que deja en el aire es la eterna pregunta: ¿quién decide qué es privado en la política y qué no?

Y así, entre chistes y sonrisas, la entrevista pasó de un tema a otro sin ahondar mucho en los asuntos más cruciales de su administración. Los temas sensibles, como la implementación de la paz y el avance en su gobierno, quedaron en un segundo plano mientras Petro decidía que el verdadero reto era estar cómodo en un set de grabación, riendo sobre los altibajos de la política.

Ahora bien, ¿fue esto una jugada maestra de Petro? Tal vez sí, si consideramos que en la era digital, donde los memes y los videos virales son más influyentes que los discursos largos, el presidente logró «bajar el tono» y mostrarse como alguien cercano, capaz de reírse de sí mismo. Pero, ¿realmente estamos ante una estrategia para conectar con la gente o simplemente ante un show mediático donde lo único que importa es cuántos «likes» y «shares» obtienes? En un país que sigue enfrentando desigualdad, corrupción y violencia, ¿es esto lo que el pueblo necesita ver de su líder?

Y aquí es donde la verdadera pregunta se plantea: ¿Qué carisma necesita el nuevo Papa, perdón digo, el nuevo presidente? Un líder que sepa usar la sátira y el humor para no responder preguntas difíciles o un verdadero político que sepa cómo poner los problemas reales sobre la mesa y enfrentarlos con seriedad. Mientras tanto, aplaudimos las respuestas rápidas y los memes, pero el verdadero desafío sigue siendo cómo vamos a resolver las dificultades del país.

Así que, mientras todos seguimos debatiendo sobre si esta entrevista fue un éxito de comunicación o un gran desliz, la única verdad es que Petro nos ha dejado con más preguntas que respuestas, como un buen acto de magia. Pero, al final, el show debe continuar, y mientras tanto, no olvidemos lo que realmente necesita Colombia: un liderazgo claro, coherente y responsable, no un circo mediático con un toque de humor.

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