En la majestuosa Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Papa León XIV ofreció esta mañana su primera audiencia oficial al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. El encuentro, celebrado con motivo del inicio de su ministerio petrino, fue un momento clave para delinear los ejes de la diplomacia vaticana bajo su liderazgo.
Tras las palabras de saludo del embajador de Chipre, S.E. Georges Poulides —decano del Cuerpo Diplomático— el Pontífice dirigió un discurso profundo y programático. En él, agradeció los mensajes de felicitación recibidos tras su elección y las muestras de condolencia por el fallecimiento del Papa Francisco, incluso de países sin relaciones diplomáticas con el Vaticano, lo cual calificó como una “significativa manifestación de estima”.
El Papa definió el diálogo diplomático como parte del carácter universal de la Iglesia: “La diplomacia pontificia no busca privilegios, sino intensificar su misión evangélica al servicio de la humanidad”. Subrayó la necesidad de combatir la indiferencia, atender el clamor de los marginados y responder a los desafíos del presente, desde el cuidado de la creación hasta el impacto de la inteligencia artificial.
Recordando su propia experiencia vital entre América del Norte, del Sur y Europa, el Santo Padre reafirmó su anhelo de “traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes”. Añadió que espera visitar las naciones representadas ante la Santa Sede “para confirmar en la fe a tantos hermanos y hermanas y construir nuevos puentes con todas las personas de buena voluntad”.
En su discurso, el Papa León XIV propuso tres palabras clave para guiar el accionar de la Iglesia y la diplomacia vaticana: paz, justicia y verdad.
- Paz: El Pontífice advirtió contra la visión negativa de la paz como simple ausencia de guerra. “La paz es un don activo que se construye desde el corazón”, dijo. Destacó el papel de las religiones en la construcción de contextos pacíficos y el valor del diálogo interreligioso. Reclamó además el fin de la producción de armas y un compromiso global con el desarme, en línea con el mensaje final de Navidad del Papa Francisco.
- Justicia: Citando a León XIII y su encíclica Rerum Novarum, señaló que no se puede lograr la paz sin justicia social. Llamó a los gobiernos a invertir en la familia y a garantizar la dignidad de cada persona, “desde el niño por nacer hasta el anciano, sean ciudadanos o migrantes”. Compartió también su experiencia personal como descendiente de inmigrantes, recordando que “la dignidad humana es la misma en todo momento y lugar”.
- Verdad: En un mundo donde la realidad puede ser distorsionada por lo virtual, el Papa insistió en que la paz no puede construirse sin verdad. “La Iglesia no puede renunciar a proclamar la verdad sobre el hombre y el mundo, incluso cuando eso implique incomprensión”. Aclaró que esta verdad nunca está separada de la caridad y que no es abstracta, sino una verdad encarnada en la persona de Cristo.
El Papa León XIV cerró su mensaje recordando que su pontificado inicia en el contexto del Año Jubilar 2025, dedicado a la esperanza. “Es el tiempo de dejar atrás las contiendas y comenzar un camino nuevo”, afirmó. Expresó su deseo de que esa renovación comience en los contextos más heridos, como Ucrania y Tierra Santa.
Finalmente, bendijo a los diplomáticos, sus familias y a las naciones que representan: “Gracias por el trabajo que hacen para construir puentes entre sus países y la Santa Sede”.