Con voz cargada de dolor y grave emoción, Luis Carlos Mejía Acuña, padre del soldado profesional Carlos José Mejía Hernández, fijó un firme pronunciamiento público este 4 de octubre: exige que el presidente Gustavo Petro se abstenga de involucrar políticamente la muerte de su hijo y le solicita respeto por el duelo familiar.
En un video difundido en redes sociales, Mejía manifestó: “Ya a mi hijo le dimos cristiana sepultura y en nombre de su alma les quiero exigir … que no utilicen el dolor de la muerte de mi hijo para hacer política”. También fue enfático: “A usted, presidente Gustavo Petro, no tengo por qué recibirlo en mi casa porque no necesito nada de usted. Respete nuestro dolor y no lo quiero ver por mi casa”.
El hombre aludió con orgullo a la vida sencilla de su hijo: aunque hubiese tenido carencias materiales, “si alguna cosa no le faltó a mi hijo fue amor, porque se crió en una familia humilde, pero en una familia de valores y honesta”. Añadió que ni él ni su hijo habían incurrido en infracciones de tránsito ni sanciones legales, en contraste con lo que insinuó el mandatario respecto al entorno familiar.
El fallecimiento de Carlos José Mejía Hernández, ocurrido esta semana en Curumaní, Cesar, reavivó el debate nacional sobre el bienestar psicológico dentro de las Fuerzas Militares y el papel del Estado en su prevención. El presidente Petro, en un primer mensaje, lamentó su muerte y aclaró que, según el informe de la Fiscalía 19, no se trató de un hecho de combate. “No cayó en combate … Carlos José Mejía se suicidó. Dejó una nota a su señora madre”, sostuvo el mandatario.
Petro también defendió que su comunicación fue manipulada políticamente por sectores de la “extrema derecha” y señaló que la muerte del soldado había sido usada con fines partidistas. Posteriormente se dirigió al padre Mejía: “Mi mensaje era para aclarar miles de los comentarios que endilgaban la muerte de su hijo a mi responsabilidad”.
En respuesta, el padre del soldado rechazó las interpretaciones atribuidas por el presidente. En un nuevo pronunciamiento, lo llamó “mentiroso” por insinuar que la muerte pudo deberse a falta de amor o motivaciones románticas: “Mi hijo no le faltó amor, no sea mentiroso”.
El mandatario equivalió el sentimiento amoroso con posibles desencantos juveniles al afirmar que cuando se refirió al “amor” en el caso del soldado no hablaba del amor familiar sino del “amor hacia la mujer”, y argumentó que ese enamoramiento puede ser poderoso para un joven.
Petro reiteró su compromiso con un debate público sobre la salud mental en las Fuerzas Militares, tema que ha señalado que cobró más vidas que los combates con la guerrilla, según versiones del presidente. En ese discurso, defendió que el equilibrio emocional es tan importante como la formación militar.
Del lado del padre, el dolor se traduce en una exigencia de distancia: negó categóricamente haber invitado al mandatario a su hogar y solicitó proteger el duelo de su familia. “Déjenos vivir nuestro duelo” fue uno de sus reclamos.