El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó el desarrollo de una nueva función dentro de la aplicación estatal VenApp, para que los ciudadanos puedan reportar “todo lo que ven y todo lo que oyen”, las 24 horas del día. La medida, anunciada el 21 de octubre de 2025, busca —según el propio mandatario— “fortalecer la inteligencia popular” y “seguir ganando la paz”, aunque ha sido ampliamente criticada como un mecanismo de vigilancia ciudadana.
El anuncio fue transmitido por la cadena estatal Venezolana de Televisión (VTV) y se integrará al Sistema Defensivo Territorial Nacional, junto con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), las Milicias Comunales y las Bases Populares de Defensa Integral, conformando una red que mezcla tecnología y control social.
La VenApp, lanzada en 2022 como una plataforma para reportar fallas en servicios públicos, se transformó tras las protestas de 2024 en un instrumento de denuncia de críticos del gobierno y manifestantes.
En ese contexto, Google Play y App Store eliminaron temporalmente la app por su presunto uso en la represión estatal, aunque permanece operativa para los usuarios ya registrados, lo que permite que el gobierno mantenga su alcance digital.
Organizaciones como Amnistía Internacional y Freedom House han advertido que esta expansión funcional “abre la puerta a la delación digital”, en un país donde la libertad de expresión y de prensa ya está severamente restringida.
Según estos informes, el nuevo sistema permite denunciar anónimamente a vecinos o conocidos por comentarios políticos, sin garantías legales ni protección judicial. Esto, sumado al involucramiento de fuerzas militares en la gestión de la plataforma, refuerza la militarización del control social.
La reactivación de VenApp ocurre en medio de tensiones diplomáticas con Estados Unidos y un aumento de las denuncias por persecución política tras las elecciones presidenciales de 2024.
Analistas coinciden en que el gobierno de Maduro busca consolidar un modelo de vigilancia tecnológica, utilizando aplicaciones estatales para rastrear la disidencia y controlar el discurso público, bajo el discurso de “protección y paz social”.
La orden de crear una app para que los venezolanos “sapéen” quién habla mal del régimen eleva la digitalización del control estatal a un nuevo nivel. Lo que empezó como una herramienta ciudadana se ha convertido en un canal institucionalizado de vigilancia y delación.
En palabras de un activista de derechos humanos citado por El País, “la VenApp ya no es una aplicación para servir al pueblo, sino para vigilarlo”.
En conclusión, Maduro ha hecho de la tecnología un instrumento político, transformando un canal de atención ciudadana en una red digital de monitoreo social. El desafío para la sociedad venezolana y la comunidad internacional será impedir que esta nueva “perla tecnológica” se convierta en otro mecanismo de silencio.














