La tensión en el Gobierno colombiano se agudiza tras un polémico gesto del ministro del Interior, Armando Benedetti, en medio de las acusaciones de violencia de género presentadas por la canciller Laura Sarabia. El episodio ha generado una ola de críticas y ha reavivado el debate sobre el machismo en la política nacional.
Durante una rueda de prensa, Benedetti fue abordado por periodistas que buscaban su reacción frente a la denuncia penal interpuesta por Sarabia. En lugar de responder, el ministro se tapó la boca con una mano y, sin pronunciar palabra, mantuvo una actitud que muchos interpretaron como burlesca y provocadora. Este comportamiento ha sido ampliamente criticado en redes sociales y por líderes de opinión, quienes lo califican de «desafiante y poco respetuoso frente a un caso de presunta violencia de género».
La canciller Laura Sarabia presentó ante la Fiscalía General de la Nación siete carpetas con pruebas que, según su equipo legal, evidencian un patrón de comportamiento abusivo por parte de Benedetti. Las pruebas incluyen audios, documentos y mensajes que sustentan la denuncia inicial y reiteran la reincidencia de este tipo de conductas.
Este nuevo capítulo entre Benedetti y Sarabia pone en evidencia una fractura profunda dentro del Gobierno Nacional y reabre el debate sobre la protección de las mujeres en altos cargos y la urgencia de transparencia en el ejercicio del poder. La administración del presidente Gustavo Petro enfrenta así una creciente presión por los escándalos internos y las divisiones entre sus principales figuras.
Durante la declaración de Sarabia, un detalle no pasó desapercibido: dos funcionarias del Ministerio de Relaciones Exteriores portaron visiblemente las carpetas con las pruebas, las cuales tenían etiquetas como “enriquecimiento ilícito” y “patrón de comportamiento criminal”. Esta acción fue interpretada como una clara intención de mostrar a la opinión pública la gravedad de las acusaciones.
Frente al mutismo del ministro, un periodista le preguntó directamente si temía que Sarabia presentara audios comprometedores. Benedetti no emitió palabra, pero abrió exageradamente los ojos, manteniendo la mano en su boca en señal de “silencio autoimpuesto”. Otra comunicadora lo interrogó sobre si sentía que su comportamiento perjudicaba al Gobierno, ante lo cual el ministro soltó una risa y esquivó la respuesta.
Este comportamiento ha generado una fuerte ola de críticas tanto en redes sociales como en sectores políticos. Analistas lo han calificado como “un gesto desafiante y poco respetuoso frente a un caso de presunta violencia de género”, mientras que diversos líderes de opinión señalaron que “ese tipo de actitudes solo revictimizan y deslegitiman el rol de la mujer en el poder”.
El gesto de Benedetti llega en un momento especialmente delicado para el Gobierno del presidente Gustavo Petro, justo cuando otro embajador de confianza, Roy Barreras, anunció su renuncia mediante una carta dirigida directamente al mandatario y a la propia Sarabia. La administración enfrenta así una creciente presión por los escándalos internos y las divisiones entre sus principales figuras.