Este lunes 30 de junio de 2025, Colombia lamenta el fallecimiento de Nydia Quintero de Balcázar, ex primera dama de la República y abuela del senador Miguel Uribe Turbay, quien falleció en la madrugada en la Fundación Santa Fe de Bogotá a los 93 años, tras una prolongada complicación respiratoria. Reconocida como “Mamá Nydia”, su vida se caracterizó por un compromiso inquebrantable con los más vulnerables, impulsando desde 1975 la Fundación Solidaridad por Colombia, donde lideró proyectos de salud, educación y bienestar durante más de cuatro décadas.
Su papel como primera dama entre 1978 y 1982 trascendió el protocolo oficial. Bajo su liderazgo, se logró la extensión de la atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hasta los 16 años, y puso en marcha centros comunitarios que atendieron a niños, niñas y familias en situación de vulnerabilidad. También instauró la emblemática Caminata de la Solidaridad, una jornada anual que se consolidó como uno de los principales eventos masivos de ayuda social en América Latina.
El impacto de su muerte se sintió de inmediato en todos los ámbitos institucionales. Expresidentes y líderes políticos elogiaron su legado: Álvaro Uribe la describió como “un ejemplo de vida, de servicio a los más necesitados”, mientras que Iván Duque resaltó su generosidad, empatía y entrega hacia los vulnerables. Desde los primeros mensajes de condolencia del ministro Antonio Sanguino hasta las expresiones de la canciller Laura Sarabia, la figura de Nydia Quintero fue evocada con gratitud y reconocimiento.
Su familia compartió emotivas palabras de despedida. Su nieta, la hija de Diana Turbay —la periodista asesinada tras un secuestro ordenado por el cartel de Medellín—, publicó: “Hoy el cielo recibe a una gigante: la dama de la solidaridad”. La Fundación Solidaridad por Colombia destacó su altruismo permanente y su habilidad para transformar la realidad de miles de colombianos, y la identificó como una de las mujeres más importantes del siglo XX en el país.
Al mismo tiempo, su fallecimiento adquiere una dimensión simbólica y conmovedora debido a la coyuntura personal que atraviesa su familia: su nieto Miguel Uribe Turbay permanece hospitalizado en la misma clínica tras sufrir un atentado en junio. La paralela fragilidad de estos dos hechos ha generado una profunda reflexión nacional sobre el servicio, la fragilidad de la vida y la importancia de la solidaridad como motor de cambio social.