De la estrategia al Evangelio: comunicar es mi pasión

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Por: Aldrin García Balvin – Director Totus Noticias

A veces me siento frente al teclado y no sé si escribir sobre política, sobre Iglesia o sobre lo que pasa en el mundo. Hay días en los que tengo titulares en la cabeza, análisis a punto de estallar, reacciones al calor de la coyuntura. Y hay otros días en los que todo eso se me vuelve ruido. Porque más allá de la noticia del momento, hay una voz más profunda que me habla de otra cosa. De lo que de verdad arde en mi alma.

Confieso que me cuesta escoger tema. Lo fácil sería irme por lo viral, lo que vende, lo que genera reacciones. Pero si soy sincero conmigo mismo —y con quienes me leen— debo decirlo: mi alma encuentra más sentido cuando escribo desde la fe, desde la Iglesia, desde ese rincón donde la comunicación se vuelve misión. Porque esa, creo yo, es mi verdadera vocación.

La comunicación pastoral no es solo un campo de estudio para mí. Es mi casa, mi lugar, mi lenguaje interior. Tal vez porque muchos años de mi vida los pasé en el seminario, soñando con servir. Tal vez porque he caminado entre sotanas, reflexiones, misas, reuniones parroquiales y silencios cargados de oración. Tal vez porque crecí entre voces que hablan con Dios, y descubrí que a veces también Dios habla a través de uno.

No niego que la política me dio mucho. Comida, aprendizaje, experiencia. Me dio también decepciones. La forma como hoy se hace —tan cargada de ataques, egos y desprecio al otro— me ha ido alejando poco a poco. No desconozco la política. La estudio, la entiendo, sigo formándome como estratega. Pero mi corazón ya no late igual cuando se trata de mover fichas, sino cuando se trata de mover almas.

Dios, con su paciencia que desarma y su claridad que ilumina, me ha ido mostrando un camino. No de golpes ni de revelaciones espectaculares, sino de pequeñas confirmaciones. Una charla que tocó a alguien. Una publicación que acompañó un dolor. Un mensaje que inspiró una búsqueda. Así he entendido que mi lugar es ser evangelizador digital, y formar a otros para que lo sean también.

Como dijo el Papa Francisco —y lo reafirma ahora el Papa León XIV—, el continente digital es el nuevo areópago de la fe. Y allí, donde muchos solo ven pantallas, algoritmos y ruido, yo he descubierto un espacio sagrado. Una tierra prometida donde la Palabra puede hacerse pixel y tocar corazones en cualquier rincón del mundo.

Mi vocación no es fácil de encasillar. No soy sacerdote, pero predico. No soy político, pero entiendo de estrategias. No soy influencer, pero me siguen. Y quizás en medio de todo eso, lo que soy es alguien que intenta vivir el Evangelio desde lo que sabe hacer: comunicar.

Hoy entiendo que no era que me faltara tema para escribir. Lo que me faltaba era reconocer —con humildad y gratitud— que ya encontré lo que me da paz y sentido. Y si estas palabras ayudan a alguien más a mirar hacia dentro, a escuchar su propia voz, a buscar lo que Dios le va susurrando, entonces esta columna habrá cumplido su misión.

Y ya que estoy siendo honesto, les confieso algo más: me estoy apasionando por escribir. A pesar de que sé que mi medio, Totus Noticias, es aún poco leído, y que quienes siguen estas columnas son apenas unos cuantos amigos y lectores fieles, mi sueño es verlo crecer. Sueño con el día en que muchos más conozcan mis escritos, así como yo admiro —y aprendo a diario— de los grandes columnistas que leo con devoción.

Mientras tanto, seguiré escribiendo. Porque cuando uno escribe desde el alma, el eco siempre llega… tarde o temprano.

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