Por: Ramón Elejalde Arbeláez
EL CONSEJO DE MINISTROS. Por donde miremos el novedoso paso dado por el señor presidente Gustavo Petro, de hacer público el Consejo de Ministros de la semana que termina, no resultó edificante ni para el Gobierno, ni para el país. Fue realmente un episodio desafortunado, para darle un calificativo benévolo. Seguramente la intención fue buena, pero lo que allí sucedió dejó al descubierto el resquebrajamiento del alto equipo gubernamental. Algunos colaboradores inmediatos del primer mandatario asumieron actitudes desafiantes e irrespetuosas. Todo lo que allí se dijo de autocrítica, debió suceder en forma privada y no de cara a todos los colombianos. La franqueza es un símbolo de respeto para con el superior, pero es necesario buscar el lugar y la ocasión para hacer saber los reparos que se tienen.
Extrañó que la carga-cerrada de ataques o críticas a Petro provinieran de los sectores de la izquierda más recalcitrante del gabinete de colaboradores, los más llamados a guardar la imagen presidencial. No comparto la tesis de quienes sostienen que ese evento fue exprofeso montado así. Si tuvo libreto previo, tantos yerros no pudieron quedar incluidos en el mismo. Indudablemente que fue un acto sincero, que no salió bien.
MINISTRAS MEDIO AMBIENTE Y AGRICULTURA VS GOBERNADOR DE ANTIOQUIA. Tampoco le salió bien al gobernador Andrés Julián Rendón su presencia en el municipio de Támesis donde se realizó una audiencia pública para socializar el Área de Protección para la Producción Agrícola (APPA), figura con la cual el Gobierno nacional pretende controlar la aparición de la minería a gran escala en la región del Suroeste Antioqueño y proteger el paisaje, las aguas y la producción agropecuaria. El ingreso del gobernador fue secundado por alcaldes de la región (algunos de ellos se hicieron elegir con la bandera de la defensa de la agricultura y misteriosamente ya cambiaron de bando), funcionarios de la gobernación y la alcaldía de Támesis y empleados y obreros de una multinacional minera con presencia en la región. Los campesinos, que eran la mayoría de los asistentes al evento, esperaban un debate de ideas y propuestas. Inicialmente el gobernador se despacha con un discurso político contra Petro, contra el socialismo, contra Venezuela y con pocos argumentos contra la norma que socializaban las ministras. Una vez terminada su intervención, sale del evento sin esperar escuchar las explicaciones de las ministras, en un gesto displicente, arrogante y de mala educación. Además, lo hace en medio de la rechifla generalizada de los asistentes.
A estos eventos se debe ir a debatir con argumentos y con la intención de buscar puntos de acercamiento, que permitan soluciones y no a profundizar desencuentros. Por lo pronto, fue una ocasión desaprovechada.