Mientras el gobierno falló, MrBeast le dio agua y esperanza a los niños de La Guajira

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Por: Aldrin García Balvin – Director de Totus Noticias

Durante esta semana, todos los medios de comunicación y las redes sociales giraron en torno a una historia que, aunque parezca increíble, ocurrió en el rincón más olvidado de Colombia: La Guajira. No fue un escándalo político ni una tragedia natural. Esta vez, la noticia que le dio la vuelta al mundo fue la llegada de MrBeast, el youtuber más famoso del planeta, a una comunidad indígena Wayúu… no para grabar una broma, ni un reto viral, sino para hacer lo que muchos gobiernos no han logrado en décadas: llevar agua potable a los que mueren de sed.

Y no es metáfora. Es literal.

MrBeast, un joven de apenas 25 años con más de 420 millones de seguidores en YouTube, aterrizó en La Guajira con un solo objetivo: cambiar vidas. Y lo hizo. Su equipo identificó una comunidad que sobrevivía con agua sucia de un pozo improvisado hecho con una bicicleta rota. En cuestión de días, instalaron un sistema de filtración, tanques de almacenamiento, duchas para los niños, y hasta construyeron un parque infantil. El resultado: más de mil personas por fin tienen acceso a agua limpia. Algo tan básico. Algo tan necesario. Algo tan negado por años.

Las imágenes hablan por sí solas: niños Wayúu tomando agua clara por primera vez, mujeres que ya no tendrán que caminar kilómetros bajo el sol ardiente con un balde en la cabeza, y abuelos que miran al cielo con los ojos aguados, agradeciendo por algo tan simple como un vaso de agua segura. Uno ve eso, y el corazón se encoge, pero también se llena de esperanza. Porque esta vez no fue un milagro… fue la solidaridad hecha acción.

MrBeast no vino con discursos ni promesas, vino con soluciones. No trajo pancartas políticas, trajo herramientas y manos. Su video ya tiene millones de vistas en todo el mundo y gracias a él, millones de personas —desde Asia hasta América— han conocido la realidad de La Guajira, esa que en Colombia ya ni escandaliza porque nos hemos acostumbrado a ignorarla.

Hoy, gracias a él, La Guajira fue noticia por una buena razón. No por desnutrición, ni corrupción, ni olvido. Sino por vida. Por agua. Por esperanza.

Y es imposible no emocionarse. Imposible no agradecer. Imposible no aplaudir de pie a este joven que con sus recursos, su fama y su corazón inmenso decidió mirar donde nadie mira. Su proyecto global llamado Team Water busca llevar agua potable a comunidades necesitadas en todo el mundo, y eligió estar aquí. Aquí, donde el agua es más escasa que el interés de muchos políticos. Aquí, donde los niños se mueren de sed y parece que a nadie le duele.

Pero entre toda esta alegría también nace una pregunta que arde: ¿Por qué tuvo que venir un influencer extranjero a hacer lo que le corresponde al Estado colombiano? ¿Por qué nadie del gobierno se ha sentado en esa arena ardiente a mirar de frente a esas madres desesperadas por agua? ¿Dónde estaban nuestros planes nacionales, nuestras políticas públicas, nuestras soluciones estructurales?

Y aquí es donde llega el trago amargo.

No podemos hablar de agua en La Guajira sin recordar el escándalo de los carrotanques. En 2023, el gobierno del presidente Gustavo Petro compró 40 camiones cisterna por casi 47 mil millones de pesos para abastecer de agua a la región. ¿Y qué pasó? Los carrotanques nunca llegaron a su destino, se destaparon sobrecostos, contratos amañados y, al final, los niños Wayúu siguieron tomando agua sucia mientras algunos se llenaban los bolsillos.

Y entonces llega MrBeast con un filtro, una bomba, un tanque… y resuelve lo que una institución completa no pudo —o no quiso— resolver. Duele decirlo, pero hoy, un youtuber logró más que el gobierno nacional. No por fama. No por likes. Por humanidad.

No se trata de idealizar a un influencer ni de pensar que todo lo debe hacer la empresa privada o los filántropos digitales. Pero sí es necesario reconocer que cuando el Estado falla, cuando los funcionarios se dedican más a cuidar el puesto que a servir al pueblo, es la sociedad —o en este caso, un joven que vive a miles de kilómetros— quien levanta la voz y da el paso al frente.

Lo que pasó esta semana en La Guajira no solo fue histórico. Fue una lección. Una bofetada moral a la indiferencia. Un recordatorio de que el agua no es un lujo, es un derecho. Y que cuando ese derecho no se garantiza, cualquier ayuda —venga de donde venga— merece ser celebrada.

Así que sí, celebremos con alegría. Agradezcamos a MrBeast. Aplaudamos su gesto. Pero no olvidemos a quiénes les correspondía hacerlo primero. Porque si seguimos esperando que alguien más venga a salvarnos, terminaremos convirtiendo la solidaridad en la excepción… cuando debería ser la regla.

Que esta historia no se quede en un video viral. Que sea el inicio de algo más grande. Que Colombia, y especialmente sus gobernantes, entiendan que ya no hay tiempo para excusas. Porque mientras unos graban historias que salvan vidas, otros siguen escribiendo capítulos de vergüenza nacional.

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